viernes, 22 de febrero de 2013

Orgullo y Prejuicio - Revisión 200 Años



Y qué sería si termino de leer Orgullo y Prejuicio, en la celebración de sus 200 años de existencia, y no veo la adaptación de 1.995.

La adaptación de Orgullo y Prejuicio de 1.995, es prácticamente como si estuviera viendo el libro; Colin Firth es un auténtico Mister Darcy, y Jennifer Ehle una chispeante Lizzy. Me hubiera gustado ver esta serie en su tiempo, lamentándolo mucho para mí fue primero la adaptación de 2.005, y para cuando mi obsesión por Jane inició fue que me puse al día con todas estas primeras adaptaciones, por lo que Matthew MacFadyen y Kiera Knightley están marcados en mi cerebro como Darcy y Lizzy. Sin embargo, reconozco que la adaptación de 1.995, de la BBC, es perfecta; me gusta muchísimo, mi parte favorita sucede cuando Darcy se encuentra con Elizabeth en Pemberley. Colin Firth es una dulzura en este punto de la serie y logra variar su rudeza del inicio de los tres primeros capítulos de la serie, captando bastante bien la esencia de Darcy, cuando era el ejemplo de un hombre muy orgulloso.

No sé cómo lo hace Jane pero cada vez que releo Orgullo y Prejuicio le encuentro un matiz que antes no había detectado. Particularmente, lo que más me gusta de esta novela es el cambio que se produce en sus protagonistas luego de que sus primeras impresiones, cuando el orgullo y el prejuicio se confrontan, son expuestas; Darcy sutiliza su orgullo y Elizabeth, sí, Elizabeth, no solo Darcy cambia, ella también, empieza a entender a este orgulloso caballero y a quererle.
El punto en el que Elizabeth empieza a quererle es, según mi ojo, cuando lee su extensa y detallada carta, ahí es cuando ella recapacita en lo prejuiciosa e injusta que había sido con él dándole la razón en toda su exposición. Esto siempre me ha gustado de la novela, ahí, cuando Darcy se reencuentra con Elizabeth en Rosings, es mi parte predilecta, no tanto cuando se reencuentran en Pemberley pero cuando se reencuentran en Rosings; él viaja hasta Rosings a propósito para verla a ella, supongo que todavía indeciso de sus sentimientos, luchando contra ellos y todos los reparos que tenía sobre la impropia familia de Elizabeth, de la que solo excusaba a su hermana Jane. Ummm y qué decir de esos encuentros fortuitos por la alameda, que han debido ser tan inquietantes para ella. Y saber que a ella no le gustaba en ese momento me hace sufrir pues él sí la quería, bruscamente, a su manera impropia, pero la quería. Me fascina su modo de hablarle a Lizzy durante esta parte de la obra, es arrogante y solícito a la vez, petulante y tierno, buscaba la manera de acercarse a ella y demostrarle que no era antipático, como todo el mundo le veía, pero, ¡ah!, Elizabeth no dejaba de rechazarle, con mucha coquetería, eso sí.
Ha sido fantástico releer Orgullo y Prejuicio nuevamente, no solo porque siempre regresaré a leer Orgullo y Prejuicio sino porque este año se celebran 200 años desde su primera publicación. Orgullo y Prejuicio (Pride and Prejudice) es una novela escrita por la autora inglesa Jane Austen, acerca de una simpática familia conformada por cinco hijas, todas casaderas, y una madre irreverente que hará todo lo que esté a su alcance porque logren un buen matrimonio, al fin de cuentas,  es una verdad universalmente reconocida que un que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.
¿O no?

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