sábado, 1 de julio de 2017

Leídas en Junio 2017

Libros

FRANKENSTEIN


Si no puedo inspirar afecto, inspiraré terror.

Nunca supuse que leería Frankenstein, creo que jamás estuvo entre mi lista de lecturas, pero ese sexto sentido que dicen que nosotras tenemos me animó a darle una oportunidad.
Conseguí a través de uno de mis medios clandestinos el ebook ilustrado de la novela, y por uno de esos impulsos se me ocurrió abrirlo y examinarlo, dejándome enganchada de inmediato.
Lo que más asombro me produjo fue la forma ligera en la que está escrita (para ser una narrativa que data casi doscientos años) y en la que fue concebida. A petición de Lord Byron, sí ese insignificante personaje, nació el que hoy conocemos como uno de los libros de literatura gótica más importantes de la historia. Lord Byron introdujo la idea de que cada uno de los amigos con los que se encontraba en ese entonces, entre estos Mary y su esposo, escribiera una historia fantasmal; cada uno logró la suya, y Mary necesitaba que la de ella rivalizase con la de sus compañeros, siendo ella, por cierto, la única mujer del grupo.

Una historia que hablase a los miedos misteriosos de nuestra naturaleza y despertase un horror estremecedor; una historia que hiciese mirar en torno suyo al lector amedrentado, le helase la sangre y le acelerase los latidos del corazón.

Lo cual no creo que hoy en día consiga, en estos tiempos a uno no se le hiela la sangre tan fácilmente con la lectura; no obstante, Frankenstein es una novela perfecta, bien escrita, en la que encontré pasajes que me dejaron conocimiento y sobre todo especial admiración por la mente de una brillante mujer.

Un poco de la sinopsis…
Un ambicioso científico estudia y pone en práctica la forma de dar vida a un cuerpo inerte, pero su abominable creación terminará respugnándole y convirtiéndose en la causante de su desgracia.
 
El hijo de Frankenstein
Posiblemente debido a que cuando las adaptaciones de este libro estaban de moda yo era muy pequeña —o no había nacido—, voy a revelar que tenía, antes de leer esta obra, la idea equivocada de lo que era o es Frankenstein. Sabía que esta historia trataba sobre la creación de un monstruo, pero en todo este tiempo no sospeché que tenía en mente al monstruo equivocado.
La autora, por cierto, trabaja muy bien su obra, jugando con la mente del lector, para hacer de la creación físicamente el monstruo, cuando el verdadero monstruo es su creador.

Dios, en su misericordia, hizo al hombre hermoso y atractivo, a su propia imagen; en cambio, mi figura era una mezcla inmunda, una parodia de la tuya, más espantosa aún por su mismo parecido.

Físicamente la creación es repugnante para el lector como lo es para su creador, una criatura proporcionada de piel amarillenta, labios negros, venas visibles y de ojos aguanosos —¡Guack!—, pero, y aunque Frankenstein lo define al final como un ser persuasivo muy elocuente, a mí sí me conmovió su historia e inclinación por entrar en sociedad y obtener afecto. Su móvil de venganza es totalmente justificable, un ser que no pidió ser traído a la vida, objeto de desprecio y repugnancia, desdeñado por la humanidad y su propio padre, se llena de amargura y resentimientos; y en este sentir, espera que su creador sienta la misma soledad a la que él está destinado.
 
Como siempre, y cuando hay la posibilidad, trato de ilustrar las novelas que leo con alguna adaptación fílmica, y ya sé que debí escoger otra, pero me fui por una de las más recientes, la del año 2015, que protagonizan Daniel Radcliffe y James McAvoy, demostrando ser un experimento casi tan malo como la mismísima creación.
Sin duda Frankenstein, la novela de la autora inglesa Mary Shelley, será una de mis lecturas destacadas de este año.

Frases destacadas
  • Un ser humano perfecto debe conservar siempre una mente tranquila y serena, y no permitir jamás que la pasión, o un deseo transitorio, turbe su tranquilidad.
  • Los distintos accidentes de la vida no son tan mudables como los sentimientos de la naturaleza humana.
  • ¿No es un deber de los que sobreviven procurar no aumentar la aflicción con una inmoderada manifestación de pesar?
  • ¿Por qué se jacta el hombre de sensibilidades superiores a las del bruto?
  • Si nuestros impulsos se redujesen al hambre, a la sed y al deseo, casi seríamos libres.
  • ¿Era el hombre, efectivamente, tan poderoso, tan virtuoso y magnífico, y no obstante tan depravado y tan bajo? Unas veces parecía un mero vástago del principio del mal; otras, lo más noble y divino que cabe imaginar.
  • Los bienes que estiman tus semejantes son el linaje inmaculado y antiguo, unido a la riqueza.
  • ¡Qué extraña naturaleza posee el saber!
  • Aprendí que solo había un medio de vencer el dolor, y era la muerte.
  • El corazón de los hombres, si no está predispuesto por algún egoísmo, rebosa de caridad y de amor fraternal.
  • Si no puedo inspirar afecto, inspiraré terror.
  • Si carezco de lazos y de afectos el odio y el rencor serán mi destino.
  • El hombre está ciego ante los mil pequeños detalles que la solicitud inspira a una mujer.
  • Era inocente, pero había atraído efectivamente sobre mi cabeza una horrible maldición tan mortal como la del crimen.
  • Tú eres mi creador, pero yo soy tu amo: ¡Obedece!
  • Estaba íntimamente convencido de que crear otro ser como aquel demonio suponía un acto de egoísmo de lo más indigno y atroz.
  • Dios, en su misericordia, hizo al hombre hermoso y atractivo, a su propia imagen; en cambio, mi figura era una mezcla inmunda, una parodia de la tuya, más espantosa aún por su mismo parecido.
  • ¡Qué mudables son nuestros sentimientos, y qué extraño es ese apego que tenemos a la vida, aun en la más negra desdicha!
  • Está bien que el desventurado se resigne; pero para el culpable no existe la paz.
  • Nada hay tan doloroso para la mente humana como un cambio grande y repentino.
  • Busque la felicidad en la paz y evite la ambición, aun cuando parezca inocente el ansia de distinguirse en la ciencia y en los descubrimientos.
  • Mi corazón estaba hecho para el amor y la simpatía.

Ni Príncipes ni Princesas
Leída al principio del mes, mencionada al final, Ni Príncipes ni Princesas es una novela corta, de corte juvenil y romántica, posiblemente de la autora Laura A. Shepherd, y digo “posiblemente” porque Ni Príncipes ni Princesas es otro de esos casos de Goodreads, que me han tocado este año, de ebooks indie con más de un autor para una misma historia. Me he dicho —para mi tranquilidad mental—, que ha de ser que la autora (cualquiera de las dos) también publicó la novela bajo seudónimo, o que el otro libro es de la traductora y que olvidó aclarar que solo traduce la novela, tomarse el crédito que le corresponde y dar el nombre quien merece… No lo sé. Pero lo cierto es que esto está sucediendo, mis amigos; lo cual considero más grave a que tu libro salga pirateado en alguna web. Por lo menos, en tal caso, se conserva el crédito al autor original.
Pero bueno, a lo que vine. Esta novela tiene sus Pro y sus Contra… Y, OJO, mi intención con traer estas observaciones a la mesa es porque espero que sirvan al autor, si es que en algún momento mira esta reseña, para sus futuros trabajos y este mismo, porque en mi opinión: desarrollar una historia y convertirla en novela ya es un trabajo importante, autopublicarla, entonces, es un reconocimiento notable. Aclarado esto, procedo:
Los Pro tienen que ver con que se trata de una novela juvenil relacionable; me gustó la storyline, como dice los americanos, el hilo de la historia, y cómo los protagonistas van conociéndose y enamorándose progresivamente y no a través del trillado instant crush, acostumbrado en estas novelas románticas.  Sin embargo hubo algunos detalles con los que no me pude identificar, los que serían los Contra; como por ejemplo, que el set de la novela es en París… París, ¡mon Dieu! Pero en ningún momento somos turistas de esta hermosa ciudad. En lo personal, y ya esto es algo muy mío, si voy a establecer el set de mi novela en la ciudad luz lo explotaría al máximo. Apenas sabemos que los jóvenes están allí, y cuando lo sabemos es porque de pronto hay una escena en la Torre Eiffel. El otro Contra que recuerdo, y éste es uno que se debe cuidar todo autor (o traductor - como sea que esto haya sucedido), es la ortografía. Me pareció, y mira que no me considero experta en la materia, ver algunos errores ortográficos, nada escandalosos pero completamente corregibles, que con un poco de edición extra quedaría una novela corta impecable.

Un poco de la Sinopsis
Jean tiene el corazón herido y Audrey rehuye al amor pero ambos van a ser desafiados por el destino cuando en su distracción, Jean la arroye con su motocicleta.

Ni príncipes ni Princesas es una historia dulce en cuya lectura, les prometo, que no invertirán a lo sumo más de un día y terminarán queriendo enamorarse por primera vez. Otra vez.

Mi próxima lectura:
 

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