martes, 29 de marzo de 2011

Orgullo y Prejuicio (Resumen e Impresiones - Capítulos XLIII al L)


Lizzy y Darcy se reencuentran de manera inesperada en otro de los momentos encantadores de la novela. Estamos revisando la obra Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen.
Se suponía que Darcy estaba de viaje y que no regresaría a Pemberley hasta el día siguiente, su majestuosa casa estaba abierta a los visitantes como Lizzy y sus tíos, por esto el Ama de Llaves les recibe e inicia con ellos la exhibición de la parte disponible al público de la morada de Mr Darcy.
Elizabeth se quedó maravillada. Jamás había visto un lugar más favorecido por la naturaleza o donde la belleza natural estuviese menos deteriorada por el mal gusto. Todos estaban llenos de admiración, y Elizabeth comprendió entonces lo que podría significar ser la señora de Pemberley.
La descripción de los caminos y decoración de Pemberley son esenciales para describir la elegancia y magnitud de la casa, por ejemplo, al inicio del capítulo XLIII se cuenta que el edificio es de piedra y se añade que es amplio y hermoso, rodeado de uno de los bosques más hermoso de Inglaterra. Adentro, el mobiliario es sofisticado y discreto, haciendo la comparación con el domicilio de la tía de Darcy, lady Catherine, se establece que no había nada llamativo ni cursi y que había allí menos pompa pero más elegancia que en Rosings, así como se resalta el nuevo piano de Georgiana y las pinturas y las esculturas familiares típicas de las familias de la alta sociedad.
La señora Reynolds, el ama de llaves del señor Darcy, hace alarde de su empleador, lo cual, en cierta forma, desconcierta a Lizzy pues, a pesar de que su opinión sobre el dueño de Pemberley ha cambiado desde la carta, tal vez no suponía que una empleada pudiera referirse tan favorablemente a su patrón, con verdadera adulación y admiración.
“Es el mejor señor y el mejor amo que pueda haber; no se parece a los atolondrados jóvenes de hoy en día que no piensen más que en sí mismos. No hay uno solo de sus colonos y criados que no le alabe. Algunos dicen que es orgulloso, pero yo nunca se lo he notado. Me figuro que lo encuentran orgulloso porque no es bullanguero como los demás.”
A través de la señora Reynolds, Elizabeth comprueba las bien fundadas acusaciones de Darcy sobre Wickham y escucha alabanzas sobre Georgiana, la hermana de Darcy, a quien Wickham había intentado desacreditar con Elizabeth en Hertfordshire haciéndole creer que era tan orgullosa como su hermano.
Aunque se le esperaba hasta el día siguiente Darcy se presenta en Pemberley justo cuando los visitantes estaban por retirarse. Al principio éste y Lizzy no hablaron mucho y lo que se dijeron fue torpemente pronunciado, la Lizzy astuta e irónica, con una respuesta para cada pregunta, estaba y se sentía por primera vez cohibida por dos razones: la vergüenza que le producía encontrarse con Darcy de esa manera, en su territorio, y por el notorio cambio de actitud de éste, quien no solo se había presentado amable sino interesado tanto por ella como por su familia.
Sorprendida por el cambio de modales desde que se habían separado por última vez, cada frase que decía aumentaba su cohibición, y como entre tanto pensaba en lo impropio de haberse encontrado allí, los pocos momentos que estuvieron juntos fueron los más intranquilos de su existencia.
Una joven inteligente como Lizzy tenía que sentirse intimidada y elogiada en Pemberley, Pemberley habría sido su casa si ella hubiera aceptado la propuesta de matrimonio del señor Darcy, por ello, cuando observó su magnificencia reconsideró su vanidad, modestia y probablemente manifestó algo de arrepentimiento, hasta que recordó que un hombre de la fortuna de Mr Darcy no habría permitido que sus tíos Gardiner, de profesión comerciantes, le hubiera visitado después del matrimonio, por lo que cualquier síntoma de remordimiento fue desechado, sin embargo, para conmoverla más, cuando Darcy les reencuentra en el bosque solicita a Elizabeth que les presente a sus acompañantes.
Elizabeth no estaba preparada para este rasgo de cortesía, y no pudo evitar una sonrisa al ver que pretendía conocer a una de aquellas personas contra las que su orgullo se había rebelado al declarársele.
La intimidad resurge entre Darcy y Elizabeth gracias a este reencuentro, éste la busca varias veces en la posada en la que se hospedaba ella y le presenta a Georgiana. Georgiana le parece a Lizzy una muchacha muy tímida pero de carácter sencillo y gentil, nada como la descripción que había recibido de Wickham. Bingley también le visita con Darcy y Georgiana, con esta visita Elizabeth confirma que entre éste y la hermana de Darcy no existe ningún afecto diferente al fraternal que puede existir con la hermana menor de su amigo. Elizabeth, con los tíos Gardiner, es invitada nuevamente a Pemberley y allí se reencuentra con Caroline Bingley, ésta velada no es la más agradable, sin embargo siempre que leo esta parte de la novela encuentro adorable que, agobiada entre tantas personas indeseadas, Lizzy anhelaba la compañía de Darcy, quien se había ido de pesca con el tío Gardiner.
Deseaba y temía a la vez que el dueño de la casa llegase, y apenas podía aclarar si lo temía más que lo deseaba.
Justo cuando Lizzy empieza a reconocer su interés por Mr Darcy ocurre una tragedia, Lydia, quien todavía estaba a cargo de los Foster, se fuga nada más y nada menos que con Wickham, siendo Lydia una muchacha sin fortuna, Elizabeth se espera lo peor, la reputación de todas sus hermanas se ve marcada por su actuación, y la imagen de ella devaluada para siempre porque un hombre de la calaña de Wickham no repararía en una muchacha sin fortuna como Lydia.
Elizabeth solo podía pensar entonces que un hombre de la distinción de Darcy, si es que todavía estaba interesado en ella, jamás querría emparentar con una familia marcada por la desventura de una chiquilla perdida y alocada como Lydia.

1 comentario:

  1. Se me viene a la memoria el recuerdo de cómo construí las escenas de estos capítulos. La mejor adaptación de OyP es la que hayamos construido cada una en nuestra mente y corazón.
    Me encanta lo cariñoso y caballeroso que fue Darcy con Lizzy en Pemberley, totalmente enamorado e hipnotizado.
    Y Lydia haciéndole perder la cabeza a Lizzy.
    Ahora paso a leer el análisis de la conclusión.
    Besos.

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