Hace dos años inicié una
tradición muy especial: leer a Austen
para Navidad. Comencé en 2011 con la relectura de Orgullo y Prejuicio y el año pasado releí otra de mis novelas
favoritas de Jane Austen, Persuasión. Este
año retomé Emma, una novela que tiene
un significado personal porque fue la primera novela Austen que leí.
Si me dieran a escoger una
residencia en el mundo Austen, Highbury sería mi lugar ideal, las situaciones y
los personajes que se presentan en esta novela son únicos, empezando por el señor
Woodhouse, sus extravagancias y su
círculo de amigos y concluyendo con Mr Knightley, quien es la razón durante el
desarrollo de la obra.
Emma es una novela particular de
Austen, y una de las más inteligentes. Lo que hace a Emma diferente es que el
condado, los vecinos y todos los allegados de la familia Woodhouse forman parte
protagónica de la novela. Así, en el primer capítulo, Jane nos presenta a Emma,
una señorita hermosa, inteligente y rica, tan rica que asegura no tener la menor
intención de casarse. A sus veintiún años es una criatura feliz que ha logrado
vivir sin que casi nada la aflija o enoje. Excepto el matrimonio de la señorita
Taylor.
Emma Woodhouse, bella, inteligente y rica, con una familia acomodada y un buen carácter, parecía reunir en su persona los mejores dones de la existencia; y había vivido cerca de veintiún años sin que casi nada la afligiera o la enojase.
La señorita Taylor ha sido la
institutriz de Emma y básicamente la imagen más cercana que tiene a una madre.
Cuando inicia la novela, ha sucedido el matrimonio de la señorita Taylor, ahora
señora Weston, un matrimonio que la misma Emma se atribuye pues asegura haber
sido la auspiciadora de tal unión, propiciando siempre que el señor Weston y la
señorita Taylor se encontrasen hasta que finalmente surgió la propuesta de
matrimonio. Por lo que ella misma cree que es una excelente casamentera. Sin
embargo, Knightley, el cuñado de su hermana Isabella, no estimula estos logros en Emma, reconoce que sí fue una excelente unión la de los Weston pero
apenas le da crédito a Emma por ésta. Knightley es el único que encuentra defectos en la
muchacha pues, siendo la señorita Woodhouse, la señorita más importante de
Highbury, a nadie se le ocurre objetar sus opiniones.
Los verdaderos peligros de la situación de Emma eran, de una parte, que en todo podía hacer su voluntad, y de otra, que era propensa a tener una idea demasiado buena de sí misma.
El círculo del señor Woodhouse,
padre de Emma, es esencial en el desarrollo de la novela. Este círculo incluye a
los Weston y al señor Knightley, como los personajes más distinguidos; después
de estos continúan la señora y la señorita Bates y la señora Goddard, las dos
primeras son una viuda y su hija solterona, a la que nadie nombraba sin benevolencia, y la última es una maestra de
escuela, quien trae la conexión de Harriet Smith.
Harriet Smith es definida como la
“hija natural de alguien”, una joven que Emma ya conocía de vista y por la que
sentía interés dado su belleza. Harriet Smith asistió a la escuela de la señora
Goddard y cumplido el tiempo de estudios pasó a ser huésped en la escuela.
Harriet carece de criterio propio y desde que inicia su amistad con Emma sólo
se guía por las opiniones de su nueva amiga. Es por esto que la señorita
Woodhouse la contempla como su próximo proyecto y se empeña en unirla al señor
Elton, el párroco del vecindario, sin importarle los sentimientos que Harriet
parece tener por el señor Martin, un joven agricultor de quien Knightley tiene
la mejor opinión. Como es debido, el único que no ve con buenos ojos la amistad
entre Emma y Harriet, porque no se harán bien ninguna a la otra es Mr Knightley.
Ya para concluir, porque no
quiero pasarlo por alto, en el capítulo II conocemos un poco más del señor
Weston, el marido de la señorita Taylor. El señor Weston es un viudo que había
hecho una boda ventajosa pero al morir la primera señora Weston no era muy
estable financieramente por lo que delega la educación y adopción de su hijo
Frank a sus tíos maternos. No obstante, el chico había escrito tan especial carta
a la señorita Taylor por su próxima boda que todo Highbury conocía cada mínimo
detalle y esperaron con ansias su aparición durante el matrimonio.
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