viernes, 28 de diciembre de 2012

Persuasión (Resumen e Impresiones)



Todo el año me había contenido para leer Persuasión; leer a Austen en Navidad es una nueva tradición mía. El año pasado leí Orgullo y Prejuicio y tuve el tiempo de mi vida; este año, con Persuasión, ha sido igual.
Persuasión (ésta es la segunda vez que leo Persuasión) narra el reencuentro del romance entre Anne Elliot y el capitán Frederick Wentworth, pero esto no es algo que sabemos desde que iniciamos la lectura.

El señor de Kellynch Hall en Somersetshire, Sir Walter Elliot, era un hombre que no hallaba entre­tención en la lectura salvo que se tratase de la Crónica de los baronets.

La historia avanza con un resumen de lo que ha sido la familia Elliot desde la pérdida de Lady Elliot. Elizabeth, la hija mayor, es tan pretensiosa y vanidosa como su padre; éste ensalza a sus conocidos por la belleza física y desdeña a aquéllos que carezcan de ella; es por esto que Elizabeth es su consentida y no Anne, su segunda hija, la más sensible y centrada de las tres, pero Anne, a sus veintisiete años ha perdido, aparentemente, la gracia de la que era ejemplo a los veinte. Su última hija, y única que está casada, Maria, es también caprichosa y vanidosa; sin embargo es la más apegada a Anne, quien será la heroína de esta novela.

Capítulos I al X
La situación financiera en Kellynch Hall, residencia de los Elliot, no está solvente debido a los excesos de Sir Walter Elliot y su primogénita, la vanidad les ha llevado a sobrepasarse en gastos y han debido considerar medidas drásticas aunque sin sacrificar los excesos a los que están acostumbrados. La consulta sobre la precaria situación económica que atravesaban es formulada a Lady Russell, viuda, vecina y vieja amiga de la familia; Lady Russell escucha cada propuesta ponderando la proposición de Anne, su Elliot favorita, que consistía en reducir el nivel de vida que llevaban.

Todos los cambios que Anne proponía iban destinados a hacer preva­lecer el honor por encima de la vanidad.

Pero la propuesta de Anne, extendida a través de Lady Russell, fue declinada.

¡Suprimir de golpe y porrazo todas las comodidades de la vida! ¡Viajes, Londres, cria­dos, caballos, comida, limitaciones por todas par­tes! ¡Dejar de vivir con la decencia que se permi­ten hasta los caballeros particulares! No, antes abandonar Kellynch Hall de una vez que reducirlo a tan humilde estado.

Es así como se define rentar las instalaciones de Kellynch Hall para trasladarse a Bath, un lugar donde tendrían un estilo de vida más modesto sin sacrificar todo lo demás. Pero para Anne, dejar Kellynch para trasladarse a Bath significaba una gran aflicción. Anne no encuentra nada especial en Bath y le costará hacer tal cambio. Sentía aversión por Bath porque se había residenciado allí durante tres años en la melancolía y la tristeza que le había provocado la pérdida de su madre.

No le gustaba Bath y creía que no le sentaría; pero en Bath se fijó su domicilio.

Una vez que se dispuso la nueva residencia se procedió a escoger la fecha para la mudanza y a poner en renta Kellynch Hall. Sir Walter Elliot no se inclinaba por ningún inquilino en particular pero Anne y Mr Shepherd, el administrador de Sir Walter, le persuadieron de que un oficial de la marina sería un candidato ideal para rentar Kellynch. Es así como aparecen los Croft, un matrimonio conformado por un almirante de la marina y su esposa. Pero resulta que cuando el señor Shepherd expone las características de los Croft, sale a relucir un nombre conocido por Anne, Wentworth, la señora Croft era hermana de este caballero que había vivido años atrás en Monkford, aunque hubiera habido una confusión y no se tratase del párroco de Monkford, también hermano de la señora Croft sino el mismísimo Capitán Wentworth, antiguo enamorado de Anne.

En aquel tiempo era un joven muy apuesto, de inteligencia destacada, ingenioso y brillante. Anne era una muchacha muy bonita, gentil, modesta, delicada y sensible. Con la mitad de los atractivos que poseía cada uno por su lado había bastante para que él no tuviese que esforzarse para con­quistarla y para que ella difícilmente pudiese amar a alguien más. Pero la coincidencia de tan genero­sas circunstancias había de dar frutos. Poco a poco fueron conociéndose y se enamoraron el uno del otro rápida y profundamente. ¿Cuál de los dos vio más perfecciones en el otro?, ¿cuál de los dos fue más feliz: ella, al escuchar su declaración y sus proposiciones, o él, cuando ella las aceptó?

Lo penoso de esta historia es que debido a la desaprobación del padre de ella para comprometerse con un joven sin cuna, sumado a la interferencia de la apreciada amiga de su madre, Lady Russell, Anne interrumpe el noviazgo a pesar de que le amaba profundamente. Suponemos que debido a esta circunstancia, Wentworth regresa a la escena convertido en Capitán y, como añadido, con una fortuna importante.

Semejante oposición y los sentimientos que provocaba superaban las fuerzas de Anne; con su juventud y su gentileza todavía hubiese podido hacer frente a la malquerencia de su padre; pero la firme opinión y las dulces maneras de Lady Russell, a la que siempre había querido y obede­cido, no podían asediarla siempre en vano. Se convenció de que aquel noviazgo era una cosa disparatada, indiscreta, impropia, que difícilmente podría dar buen resultado y que no convenía. Pero al romper el compromiso no actuó sólo in­ducida por una egoísta cautela. Si no hubiera creí­do que lo hacía en bien de Wentworth más que en el suyo propio, no sin dificultad habría podido despedirlo. Se imaginó que su prudencia y renun­ciación redundaban sobre todo en beneficio del capitán, y éste fue su mayor consuelo en medio del dolor de aquella ruptura definitiva.

Resuelto el alquiler de Kellynch, padre e hija visitan Bath para escoger su nueva residencia. Anne se ve beneficiada por la suerte pues, ella, no queriendo dejar Kellynch tan pronto, es, primero, invitada por Lady Russell a quedarse con ella hasta después de la Navidad; sin embargo esa suerte de Anne cambia todavía un poco más cuando Maria Musgrove, su hermana menor, la solicita para que le haga compañía en Uppercross. 
La primera vez que Anne se tropieza con el capitán Wentworth resulta muy incómoda; el chico mayor de Maria tuvo una mala caída el mismo día que Wentworth se había dirigido a Uppercross para devolver la visita que hiciera Mr Musgrove, el suegro de Maria, a los Croft. En este momento el reencuentro no sucede y Anne se ve liberada de tal incomodidad pero pronto sucedería cuando el capitán Wentworth visita la casa para saber de Maria y el niño.

Los ojos de Anne se encontraron a me­dias con los del capitán Wentworth, y se hicieron una inclinación y un saludo.

Anne es, para mí, el mejor personaje femenino de Austen. Ella, aunque aún ama al capitán Wentworth actúa de una manera tan sutil, dulce, tímida, sumisa e inteligente, que acepta, sin actuar de ninguna manera impulsiva o rencorosa, el coqueteo de Wentworth con Henrietta y Louisa Musgrove, cuñadas de Maria, quienes están a la expectativa de conquistarlo. Me encanta esta cautela de Anne, Anne no se sobreexpone ni delata, en ningún momento, el sufrimiento del que es presa; ver constantemente al hombre del que está enamorada coquetear no con una sino con dos muchachas en el esplendor de la juventud, esplendor que, Jane pretende hacer creer al lector, no posee. En mi opinión la belleza de Anne trasciende a la apariencia física, y el capitán Wentworth está muy consciente de ambas bellezas de Anne, la física y la espiritual, pero se sabe atraído por las nuevas amistades y utiliza este recurso para inquietarla.
No se sabe mucho de los sentimientos del capitán por Anne, se percibe la tensión entre ambos pero son pocos los detalles que Jane exterioriza sobre el afecto o desafecto que pueda sentir por ella. Sin embargo, en el capítulo X, una ligera curiosidad lo expone cuando, mientras paseaba con Louisa en los caminos de Winthrop, ésta le revela que Charles, el esposo de Maria, se había interesado por Anne y que Anne le había rechazado.

-¿Cuándo ocurrió esto?

-No podría decirlo con exactitud, porque Henrrietta y yo estábamos por entonces en el colegio. Creo que un año antes de que se casara con Maria. Hubiera deseado que Anne aceptara. A to­dos nos gustaba ella muchísimo más, y papá y mamá siempre han creído que todo fue obra de su gran amiga Lady Russell. Ellos creen que Carlos no era lo suficientemente cultivado para conquis­tar a Lady Russell, y que, por consiguiente, ésta persuadió a Anne de rechazarlo.

En este capítulo X, Jane comienza a presentarle al lector pequeños detalles adorables sobre el capitán Wentworth y nos permite conocer las introspecciones a través de Anne. En el paseo a Winthrop, Anne es sorprendida cuando el capitán Wentworth, observando su agotamiento, solicita a los tíos Croft que la trasladen a Uppercross en su carruaje.

Se sintió muy afectada al comprobar la disposición de ánimo que abrigaba hacia ella y que todos estos deta­lles ponían de manifiesto. Esta pequeña circuns­tancia parecía el corolario de todo lo que había ocurrido antes. Ella lo entendía. No podía perdo­narla, pero no podía ser descorazonado hacia ella. Pese a condenarla en el pasado, recordán­dolo con justo y gran resentimiento, a pesar de no importarle nada de ella y de comenzar a interesarse por otra, no podía verla sufrir sin el deseo inmediato de darle alivio. Era el resto de los antiguos sentimientos; un impulso de pura e inconsciente amistad; una prueba de su corazón amable y cariñoso, y ella no podía contemplar todo esto sin sentimientos confusos, mezcla de placer y dolor, sin poder decir cuál de los dos prevalecía.


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