viernes, 1 de julio de 2011

Celebrando 200 Años de Sensatez y Sensibilidad Capítulo a Capítulo






Este año se celebran 200 desde la primera publicación de Sensatez y Sensibilidad, de la autora inglesa Jane Austen. Sensatez y Sensibilidad fue su primer trabajo publicado, mas no escrito, para el que empleó el seudónimo By a Lady (“Por una Dama”), y que tuvo una aceptación considerable, especialmente con el público femenino. La novela en principio se llamó Elinor y Marianne, y estaba escrita de manera epistolar, luego de una revisión, tiempo después de que fue escrita, Jane cambia el estilo de Elinor y Marianne y es entonces publicada como Sensatez y Sensibilidad a manera de narrativa.





Sensatez y Sensibilidad (Capítulos I al X)
Resumen e Impresiones

Como he señalado en otras entradas relacionadas a Jane Austen, parecidas a ésta, Jane escribía con sentido del humor e ironía sobre las tragedias, relaciones, situaciones e injusticias de su sociedad, y Sensatez y Sensibilidad es otro ejemplo de esto. La novela inicia en Sussex, con la familia Dashwood y un moribundo tío; como he explicado también, en Inglaterra, durante la época de Jane, las propiedades se heredaban por la línea masculina y Henry Dashwood, el papá de las Dashwood, era el siguiente en línea para heredar Norland Park, la residencia en la que vivían con el tío, por ser su sobrino el heredero. El señor Dashwood tenía un hijo de un primer matrimonio, John, y tres hijas de un segundo matrimonio, Elinor, Marianne y Margaret, pero por más méritos que éstas últimas hicieron para merecer la bondad del tío anciano, éste dispuso la propiedad para el hijo de John, el heredero formal de acuerdo al linaje. En otra pluma esta introducción pudo haber tenido otro desenlace pero en la de Jane esta situación tenía que tener un giro menos convencional y más jocoso, si se le encuentra el lado gracioso a la tragedia. El señor Dashwood tenía en mente ahorrar algunos años para así dejar a sus hijas y a su esposa bien acomodadas a su muerte pero “no fue más lo que sobrevivió a su tío, y diez mil libras, incluidos los últimos legados, fue todo lo que quedó para su viuda e hijas”.
John Dashwood pasa a tomar posesión de Norland Park junto a su esposa e hijo, el heredero final de la propiedad, y las Dashwood después de haber sido propietarias pasaron a ser huéspedes dentro de su propia casa. 
La comicidad se hace presente en esta novela desde el inicio, Fanny, la señora de John Dashwood, es uno de los personajes más egoístas dentro de las novelas de Jane Austen, estos Dashwood no tenían problemas financieros alguno, la primera mujer del señor Henry Dashwood era de buena familia y había asegurado a su hijo con una fortuna cuantiosa a la que entró en posesión con la mayoría de edad, y Fanny también provenía de una familia respetable, lo que indicaba que no les hacía falta ni el dinero que les dejara el señor Dashwood ni Norland Park; pero cuando John Dashwood plantea a su esposa su intención con sus hermanas, debido a la petición que le hiciera su padre en el lecho de muerte, que consistía en proveerlas con 3000 libras, Fanny inicia un peculiar diálogo con su marido sobre cuánto le hará falta ese dinero a su pequeño, y John, de las 3000 libras que había pensado en darles durante todo el día, cambia la idea por la de proveerlas con una renta anual, su esposa se niega por lo inconveniente que es una renta anual para las familias que las ofrecen, “la gente siempre vive eternamente cuando hay una pensión de por medio”, y con otra serie de razones persuade a John de concederles una pensión a sus hermanas y a su madre, al final termina acordando darles 500 libras a cada una, y el caso queda resuelto.
A la señora Dashwood se le vuelve intolerable la situación con su nuera, solo aceptaba el hospedaje en Norland Park debido al interés que notaba en el hermano de la señora de John Dashwood, Edward Ferrars, por la señorita Dashwood, Elinor, y por el dominio del escenario que tenía Elinor y que alentaba a su madre; sin embargo, cuando un pariente suyo, el señor Middleton, le ofrece en alquiler una casita de campo en Devonshire, las Dashwood no tardan en aceptar pero la intimidad entre Elinor y Edward se ve interrumpida.
En Barton las Dashwood se vuelven populares e inician una vida de mucha sociedad, reuniones y bailes, el señor Middleton es un peculiar personaje al que le gusta andar siempre rodeado de amistades, está casado, sin embargo, con una mujer reservada, “sus modales tenían todo el refinamiento de que carecía su esposo”. Las Dashwood tenían la certeza de que su estadía en Barton sería de sosiego pero ni Sir John Middleton ni la señora Jennings, la madre de Lady Middleton, lo permitieron, entre las reuniones y la inclinación de la señora Jennings de hacer de casamentera de las hermanas mayores, las Dashwood no parecían tener descanso, en seguida hizo a Marianne objeto del afecto del coronel Brandon, un hombre maduro, que había pasado los treinta y cinco años, aunque ésta no siente admiración por éste debido a su edad. Marianne solo tiene diecisiete años.
Es curioso que, aún cuando ya conozco el desenlace de esta novela y sé cómo se darán las cosas, me sorprenda todavía con detalles que probablemente la primera vez que leí Sensatez y Sensibilidad pasé por alto, como por ejemplo, me causó ternura leer una primera admiración o consentimiento inconsciente de Marianne hacia el coronel Brandon, esto sucede el día que se conocen y ella está en el piano tocando y cantando, él le inspira respeto debido a que era el único que estaba escuchándola sin arrebatos.
Sólo el coronel Brandon, entre toda la concurrencia, la escuchaba sin arrebatos. Su único cumplido era escucharla, y en ese momento ella sintió por él un respeto que los otros con toda razón habían perdido por su desvergonzada falta de gusto. El placer que el coronel había mostrado ante la música, aunque no llegaba a ese éxtasis que, con exclusión de cualquier otro, ella consideraba compatible con su propio deleite, era digno de estimación frente a la horrible insensibilidad del resto; y ella era lo bastante sensata como para conceder que un hombre de treinta y cinco años bien podía haber dejado atrás en su vida toda agudeza de sentimientos y cada exquisita facultad de gozo. Estaba perfectamente dispuesta a hacer todas las concesiones necesarias a la avanzada edad del coronel que un espíritu humanitario exigiría.

Willoughby
El clímax de esta novela ocurre el día que Marianne sale con Margaret a pasear por los alrededores de Barton para admirar la hermosa casa junto al angosto y sinuoso valle de Allenham. Era un día lluvioso y la joven, durante el recorrido, hace un paso en falso y va a parar a la tierra, entretanto, un caballero, que venía acompañado por dos perros, la rescata y se produce uno de los encuentros más románticos de la literatura.
El caballero le ofreció sus servicios, y advirtiendo que su modestia la hacía rehusar lo que su situación hacía necesario, la levantó en sus brazos sin más tardanza y la llevó cerro abajo.
Con esta presentación Willoughby recibe el respeto de todas las damas Dashwood, especialmente por su gracia, modales y atractivo.
Si hubiera sido viejo, feo y vulgar, igualmente habría contado con la gratitud y amabilidad de la señora Dashwood por cualquier acto de atención hacia su hija; pero la influencia de la juventud, la belleza y elegancia prestó un nuevo interés a su acción, que la conmovió aún más.

 

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