Sentía mucha curiosidad por ver Red Riding Hood (La Chica de la Capa Roja) no tanto por la historia sino por el trabajo de su directora, Catherine Hardwicke, quien dirigió Twilight, si no es una de mis películas favoritas, por lo menos es la que me llevó a leer el famoso y romántico libro de Stephenie Meyer, con lo popular que se volvió esta historia de Meyer, normalmente se olvida que en realidad es una emocionante novela de amor, pero bueno, esta vez no se trata de escribir sobre Twilight sino sobre Red Riding Hood.
Me equivoqué un poco, o, más bien, me creé falsas expectativas con La Chica de la Capa Roja, aunque no con la dirección de Catherine Hardwicke, su trabajo es aceptable, pero yo me esperaba una historia romántica más empalagosa que la que vi.
Red Riding Hood es una adaptación adulta del cuento infantil La Caperucita Roja, sí, ese cuento en que la niña inocente es perseguida por el lobo feroz, de eso se trata Red Riding Hood aunque con un toque más oscuro y misterioso –que me recordó un poco a esa película de M. Night Shyamalan, The Village–, y que al final se vuelve muy emocionante, lo que no acababa de interesarme durante un largo rato terminó gustándome, pero bueno, eso sucede cuando se mira una película bajo las expectativas románticas equivocadas.
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