Hacía bastante tiempo que no iba al cine a disfrutar de una buena historia, así que la otra noche mi esposo y yo fuimos a ver una de las películas más anticipadas de este año, The Hangover II, o como es conocida en esta parte del mundo, ¿Qué Pasó Ayer? II.
Su gran éxito de taquilla constituyó el segundo aliciente para acudir a la sala de cine a verla, no es común que una comedia alcance el primer lugar del Box Office de los Estados Unidos durante su semana de estreno, el primero era que se trataba de The Hangover; sin embargo había otra cosa que me desanimaba, y era toda esa negativa publicidad que en seguida se tejió alrededor de la película por haber empleado, según la crítica, la misma fórmula de la primera historia, y todos sabemos que muchas veces repetir el método no garantiza una buena película, sino, ahí tenemos, por mencionar un par de ejemplos: Speed II, y, quizás, ¿El Diario de Bridget Jones II...?; no obstante me dirigí al cine con una combinación de mi desazón y mi curiosidad... el resultado: una velada de mucha risa.
Es cierto, The Hangover II sigue la fórmula de la primera película, mismas situaciones con casos diferentes. En mi opinión, la primera película rompió esquemas por su originalidad pero la segunda la supera en muchos sentidos, es decir, la historia es hilarante hasta las lágrimas y las bromas son más directas, caóticas e irresolubles. Esta vez The Wolfpack, o, La Manada de Lobos (como los hace llamar el personaje de Alan, que interpreta Zach Galifianakis), viaja hasta Tailandia para la boda de Stu, Stu, quien dada la situación que ocurriera en la despedida de soltero de Doug (argumento de la primera película), no permite que se celebre una despedida para él, por lo que solo acepta reunirse con estos para una inofensiva fogota en las afueras del hotel en el que se hospedan, pero, como es de esperarse, en algún momento nuestros personajes se hallarán extraviados, en un lugar irreconocible, con resaca, en una situación que se pondrá cada vez más incómoda y con uno menos en el grupo.
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