viernes, 26 de agosto de 2011

Sensatez y Sensibilidad (Capítulos XXX al XL)


Sensatez y Sensibilidad (Capítulos XXX al XL)
Resumen e Impresiones 

El verdadero carácter de Willoughby queda descubierto cuando el Coronel Brandon confiesa a Elinor el motivo real por el que había tenido que separarse del grupo el pasado octubre en la víspera de la excursión a Whitwell.
Años atrás, el coronel Brandon había estado relacionado con una mujer, Eliza, de sentimientos intensos, a la que Marianne le recordaba; esta mujer falleció de tuberculosis y había tenido una niñita que dejó a su cuidado. La niñita era entonces una mujer que, como su madre, había quedado embarazada de una relación culpable, y el responsable de su embarazo no era otro que Willoughby.
En cuanto a Marianne, “Le dolía más la pérdida de la imagen que tenía de Willoughby que el haber perdido su amor”, y Willoughby estaba comprometido con la señorita Grey, una joven acaudalada con cincuenta mil considerables libras.
A la par de todo el drama que implicaba el desengaño y la burla de un falso enamorado para una joven de diecisiete años, se desarrollaban otros acontecimientos; los Dashwood, John y Fanny, llegan a Londres y se instalan en Harley Street, donde invitan a sus hermanas así como a la señora Jennings, lady Middleton y a las Steele a una cena de la que también es partícipe la señora Ferrars, ésta última, junto a Fanny, se encarga de ensalzar a Lucy sobre Elinor.
La diferencia con que trataba a las señoritas Steele -una diferencia que parecía a propósito para humillarla aún más- sólo la divertía. No podía dejar de sonreír al ver la afabilidad de madre e hija dirigida precisamente hacia la persona -porque con ella distinguían en especial a Lucy- que, de haber sabido lo que ella sabía; habrían estado más deseosas de mortificar; en tanto que ella, que en comparación no tenía ningún poder para herirlas, se veía obviamente menospreciada por ambas.
Lo poco que sabemos de Edward en esta novela es que no es un hombre tonto, aunque simula serlo, siempre se muestra cauteloso, y es esta cautela la que le previene de hacerse presente en la cena de Harley Street, aún cuando había tenido interés de reunirse con las Dashwood en los días previos pues había dejado su tarjeta en Berkeley Street, en la casa de la señora Jennings cuando Elinor y Marianne habían salido a alguno de sus paseos. Seguramente no habría sido grato para él estar en una cena junto a la mujer de la que estaba enamorado (Elinor), con la que estaba secretamente comprometido (Lucy), su madre (quien pretendía casarlo con la señorita Morton) y la señora de John Dashwood (quien, aunque no compartía el afecto de éste por Elinor, lo reconocía).
Es gracioso también cómo mientras John Dashwood intenta acercarse a sus hermanas para intentar expiar cualquier tipo de culpa o falta que hubiera tenido con ellas tras el fallecimiento de su padre, Fanny tan ligera y astutamente lo aparta de su inclinación. Luego de la cena en Harley Street, John trata de que Elinor y Marianne pasen unos días con ellos, pero apenas asoma la idea, Fanny se vale de un sinfín de excusas para cambiar a las Dashwood por las Steele.
Amor mío, se lo pediría de todo corazón, si estuviera en mi poder hacerlo. Pero acababa de decidir para mí misma pedir a las señoritas Steele que pasaran unos pocos días conmigo. Son unas jovencitas muy educadas y buenas; y pienso que les debemos esta atención, considerando lo bien que se portó su tío con Edward. Verás que podemos invitar a tus hermanas algún otro año; pero puede que las señoritas Steele ya no vuelvan a venir a la ciudad. Estoy segura de que te gustarán; de hecho, ya sabes que sí te gustan, y mucho, y lo mismo a mi madre; ¡y a Harry le gustan tanto!”
Esta intimidad entre las hermanas Steele y Fanny Dashwood ocasiona la indiscreción en Anne, quien, confiada del cariño que parecía sentir la señora Dashwood por Lucy, le confiesa que su hermana lleva cuatro años secretamente comprometida con Edward. Y como era de esperarse, con el escándalo, las Steele son echadas de la casa.
Con esta noticia el chismorreo inicia nuevamente, y Elinor se ve obligada a confesar su secreto a Marianne, desde hacía cuatro meses sabía que Edward estaba comprometido con Lucy Steele.
“¡Ay, Elinor! -exclamó-. Me has hecho odiarme para siempre. ¡Qué desalmada he sido contigo! Contigo, que has sido mi único consuelo, que me has acompañado en toda mi miseria, ¡que parecías sufrir únicamente por mí! ¿Así es como te lo agradezco? ¿Es ésta la única recompensa que puedo ofrecerte? Porque tu valía me abrumaba, he estado intentando desconocerla.”
Se refería al reproche que sentía por que Elinor no demostraba sus afectos tan intensa y abiertamente como ella.
Edward es desheredado por su madre, y solo le deja dos mil libras para el resto de su vida; todos los bienes que por ley le correspondían, recordando que en la Inglaterra de ése entonces las propiedades eran transferidas por la línea masculina siendo el primogénito de una familia el heredero de todos estos bienes, tales bienes fueron transferidos a Robert Ferrars, el hermano menor de Edward.
El coronel Brandon, al conocer la situación del amigo de Elinor, acude a ella para manifestarle su buena voluntad de dejar en manos de éste el beneficio de una rectoría, lo único que debía hacer Edward era ordenarse ministro y aceptar. Edward, como hombre inteligente que es, acepta la proposición de el coronel Brandon en la voz de Elinor, y he aquí, la primera vez que percibí cierta intensidad de sentimientos en Edward:
Cuando ella volvió la cabeza hacia otro lado, la miró de manera tan seria, tan intensa, tan poco alegre, que con sus ojos parecía decir que, a partir de ese momento, él habría deseado que la distancia entre la rectoría y la mansión fuera mucho mayor.
Tanto la señora Jennings como Edward se dejaron confundir por la intimidad entre el coronel Brandon y Elinor, de hecho, es gracioso leer en los capítulos XXXIX como el XL la confusión de ésta por la amistad entre ambos que ya veía en matrimonio, es lo mismo que sucede con Edward cuando ésta le habla del beneficio.
Particularmente pienso que Edward es muy astuto, incluso más que Willoughby, pues éste se aprovecha de su falta de herencia para deshacerse del compromiso con Lucy, él pensó que cuando ella supiera que no tenía dinero suspendería la unión entre ambos pero no fue así, luego el coronel Brandon le ofrece el beneficio, que no le proveería de tanto, y, aún así, Lucy no desistió del compromiso. Lo único que admiro de la astucia de Edward es que ese juego que armó para que Lucy rompiera el compromiso lo hacía con la intención de que poder unirse a Elinor... ¡Espero!

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