lunes, 26 de mayo de 2014

Mansfield Park - Capítulos I al III



Nuevamente el mundo Austen está de fiesta puesto que Mansfield Park está de aniversario, no cualquier aniversario, pero su doscientos aniversario.

Debido a esta fiesta, este encantador mundo, al que tengo el privilegio de sentirme integrada, está releyendo la novela, y, por supuesto, para no quedarme atrás, también me puse en esta tarea.
El asunto con Mansfield Park es que no es una novela fácil de leer, no porque tenga un vocabulario incomprensible, sino porque es un poco más oscura, con elementos escandalosos como no en otra novela Austen, y sus personajes principales carecen de esa electricidad, esa chispa, que guardan otros personajes Austen como Elizabeth Bennet y Darcy o Knightley y Emma. Acá, cuesta un poco sentir esa afinidad entre Fanny y Edmund, probablemente porque en todo momento, la amistad entre los primos -sí, primos-, es más fraternal que de otra índole, aun cuando Fanny tenga otros sentimientos por Edmund; no obstante, todo tiene su encanto. Hasta Edmund.

Capítulos I, II y III
La historia inicia relatando las venturas y desventuras de las hermanas Ward. María, la mayor, logra obtener un buen matrimonio cuando se casa con sir Thomas Bertram, de Mansfield Park; la siguiente Miss Ward hace luego un matrimonio promedio cuando se casa con el reverendo Norris, amigo de Sir Bertram, quien luego le otorga el beneficio eclesiástico de Mansfield; pero Fanny, la hermana menor, no tiene la misma suerte que sus hermanas mayores, Fanny se casa para fastidiar a su familia, con un teniente sin educación, sin fortuna y sin relaciones que le ayuden a progresar. A esta unión le continúan una serie de niños a los que es difícil mantener, entre ellos Fanny Price.
Un día a la señora Norris se le presenta la genial idea de reconectase con su hermana olvidada Fanny, y hacer algo por ella; se le ocurre que una manera de ayudarla es solicitarle la custodia de uno de sus pequeños, siendo Fanny la niña escogida entre los nueve.

¿Qué os parece si, entre todos, tomásemos a nuestro cuidado a la hija mayor, que tiene ahora nueve años, edad que requiere más atención de la que su pobre madre puede dedicarle?

A todo el mundo pareció gustarle la idea y todos los demás, excepto Mrs Norris, pensó que no teniendo ella hijos propios, lo más lógico era que fuera ella quien se hiciera cargo de la pequeña, pero nada más lejos de su imaginación.
Fanny Price tenía entonces diez años cuando llegó a Mansfield, “era en extremo tímida y esquiva, procuraba pasar siempre inadvertida”. Comparada con sus primas, Maria y Julia, que, por su nivel de vida, eran muy cultas, Fanny era ignorante, “nunca había estudiado francés”, y sólo tenía dos cinturones.
Una de las escenas más tiernas de esta novela sucede en el capítulo II cuando Fanny, afectada por todos los acontecimientos recientes, comprensibles en una niña de diez años que es separada de sus padres y su familia, es intervenida por el menor de sus primos, Edmund, de diecisiete años, quien, al verla llorando en las escaleras del ático, intenta consolarla.

Edmund no es el clásico héroe Austen, o tal vez esté demasiado acostumbrada a Darcy, a Knightley y a Wentworth, pero Edmund es más pausado, menos misterioso, quizá porque al ser primo de Fanny deba ser así, ¿qué tantos misterios podría haber entre primos que han sido educados juntos, que han convivido durante años? Sin embargo, tal vez porque he estado demasiado predispuesta contra Edmund, he sentido, en esta segunda lectura de Mansfield Park, que tiene matices que no había detectado antes; su interés por Fanny es auténtico, aunque demore en reconocerlo. Excepto cuando se empeña en cortejar a Mary Crawford -su perfect match, en mi opinión-, Edmund siempre trata de hacer lo correcto y es en extremo, pesadamente bonachón, lo que demuestra con ese detalle de escuchar a su primita, mientras la pobre criatura se siente miserable al ser rechazada por la mayoría de los miembros de su nueva familia.

A partir de aquel día, Fanny empezó a sentirse más a gusto. Sabía que contaba con un amigo, y las atenciones de su primo Edmund la hacían más animosa ante los demás.  

Cuando Fanny tenía quince años y Mr Norris fallece, todos creen que su viuda la reclamará como compañera pero esto nunca sucede para la fortuna de Fanny; tía Norris aseguraba que su renta apenas alcanzaba para atenderse a sí misma y que en la pequeña casa, que ahora rentaba, no había espacio más que para ella y algún huésped que de vez en cuando recibiera, con lo que Fanny se queda en Mansfield Park.
Un giro que desencadenará algunas situaciones importantes, más adelante en la novela de Jane Austen, es la partida del tío Bertram, con su hijo mayor, a la Antigua, donde tiene negocios. Tom Bertram es un incorregible que despilfarra el dinero de la familia, no asume responsabilidad de sus acciones y que es citado por tener malas compañías. La seguridad familiar queda entonces bajo la supervisión de tía Norris y Edmund.

Citas Destacadas:
"Pero en el mundo no existen ciertamente tantos hombres de gran fortuna como lindas mujeres que los merezcan."


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