lunes, 6 de enero de 2014

Emma - Capítulos XXXI al XL



Haciendo el recuento, Emma Woodhouse, la señorita que asegura no quiere casarse por nada del mundo, empieza no a plantearse el matrimonio pero sí si está o no enamorada de Frank Churchill; por su lado, Jane Fairfax recibe un obsequio delicadísimo y costosísimo, un misterioso pianoforte, que Emma atribuye a los señores Dixon más que a los Campbell, sus benefactores –por llamarlos de alguna manera–; y la señora Weston plantea la posibilidad de que Mr Knightley está enamorado de la señorita Fairfax así como ser el autor del misterioso regalo.
Pues bien, definitivamente el señor Elton se casa con la “tal señorita Hawkins”, lo que viene a proporcionar nuevas situaciones en el argumento de la novela Emma, de Jane Austen. Chácharas, coloquios y nuevas reuniones son parte de lo que promueve este personaje que se cree superior a cualquiera de los habitantes de Highbury y sus alrededores; no se sabe si será porque constituye la novedad del momento o porque está casada con el vicario, pero lo cierto es que la señora Elton está definida, por la mismísima Jane Austen, como una mujer fatua, que en principio pretende relacionarse con lo mejor de Highbury –entendiéndose Emma– con la idea de formar un club musical, pero notando la falta de receptividad de su objetivo reconduce toda su energía hacia Jane Fairfax.
La admiración que profesa Mr Knightley por Jane Fairfax motiva los celos de Emma, aunque ésta todavía no está consciente de estos. Finalmente Emma se atreve a preguntarle si siente algo por Jane, si quiere que sea la señora Knightley, pero éste resuelve sus dudas indicándole que a pesar de la admiración nunca ha visto a JF de una manera afectiva.

Jane Fairfax es una joven encantadora… pero ni siquiera Jane es perfecta. Tiene un defecto. No tiene el carácter abierto que un hombre desearía para la que ha de ser su esposa.

Curiosamente mi queridísima Jane Austen creó estos dos personajes perfectos el uno para el otro. Supongo que a todo lector de Emma se le ocurre que la mejor esposa para Knightley habría sido Jane Fairfax, hermosa, elegante, inteligente y sumisa. En algún momento de la lectura, siempre que me reencuentro con este clásico, sueño en vano con que Mr Knightley realmente le dé celos a Emma con Jane Fairfax, pero Mr Knightley es el más correcto y fiel de todos los hombres y su interés por la señorita Fairfax es más compasivo que de otro género.


Jane Fairfax es una muchacha muy despierta –dijo el señor Knightley–, yo no la acuso de no serlo. Y adivino en ella una gran sensibilidad… y un temple excelente, como se ve por su resignación, su paciencia y su dominio en sí misma; pero le falta franqueza. Es reservada, creo que más reservada de lo que era antes… Y a mí me gustan los caracteres abiertos.

John Knightley, el hermano menor de George Knightley, reaparece en Hartfield para dejar a sus hijos mayores con la tía Emma, encontrándose con que los Woodhouse han preparado una reunión para celebrar a los nuevos esposos, los Elton. Traigo esta escena a colación porque ha sido uno de los argumentos más simpáticos que encontré en esta relectura de la novela, y que con el tiempo había olvidado. John Knightley, ceremoniosamente y al grano, como hablan todos los Knightley, le pide a Emma que si debido a su atareada vida social se ve importunada, imposibilitada, de atender a los niños, los envíe de regreso a Londres a la brevedad. Emma ofendida replica que no hay tales motivos pero Mr Knigthley aclara que sí los hay y que su hermano no debe importunarse, los niños pueden quedarse bajo su custodia en caso de que la vida social de tía Emma no le permita la atención debida de los pequeños. Dejo entonces un fragmento del arrebato de Emma:

 Pero usted –volviéndose hacia el señor Knightley–, que sabe en qué pocas ocasiones llego a ausentarme de Hartfield por dos horas, no puedo concebir que yo lleve una vida tan disipada. Y en cuanto a mis sobrinitos, debo decir que si tía Emma no tiene tiempo para dedicarles no creo que tío Knightley que, por cada hora que ella pasa fuera de casa él pasa cinco, y que cuando está en casa o se pone a leer o repasa sus cuentas, disponga tampoco de mucho tiempo para ellos.

Con el retorno de Frank Churchill finalmente se lleva a cabo el baile en la hostería La Corona. Churchill está relativamente distinto ahora, menos galante con Emma aunque siempre tenga sus consideraciones con ella. Este baile es trascendente en el término de los sentimientos de Harriet Smith por Mr Elton cuando éste le hace un desagradable desplante al negarse a bailar con ella, y es precisamente Mr Knightley quien la rescata de la humillación. Es también relevante porque es la primera vez que Emma y Knightley bailan juntos.
Entre los sucesos desafortunados de este lote de capítulos, Harriet sufre un desagradable encuentro con unos gitanos que pretendían robarla cuando es heroicamente rescatada por Frank Churchill, quien iba en el camino de Highbury para retirarse al encuentro de sus tíos Churchill, que estaban ahora hospedados en Richmond, donde había una eminencia médica que podía salvar a su tía delicadamente enferma. Este acto de heroísmo vuelve a originar ideas en Emma sobre un nuevo interés para Harriet, Frank Churchill; idea que se enreda cuando Harriet le confiesa que está muy enamorada de alguien que es muy superior a ella, incomparable con Mr Elton. Emma, segura de que habla de Churchill, y decidida a no mezclarse nuevamente en los asuntos románticos de su amiga, le da, sin embargo, esperanzas de que alimente ese nuevo amor, segura de que al Frank Churchill al no obtenerla a ella, será Harriet Smith quien la reemplace.

Citas Destacadas

  • “Dicen que todo el mundo tiene que enamorarse una vez en la vida, y yo habré salido del paso con bastante facilidad.”

  • “No hay ningún encanto comparable a la ternura del corazón.”

  • “La efusividad y la ternura del corazón, unidas a un temperamento abierto y cariñoso, valen más y son más atractivas que toda la clarividencia del mundo.”

  • “No todos los hombres terminan casándose con la mujer que más les quiere.”

  • “Surry es el jardín de Inglaterra.”

  • “Cuando la gente se retrae de ese modo y vive completamente apartada de la sociedad obra de un modo equivocado.”

  • “Una oficina de correos tendrá siempre el suficiente poder de atracción como para hacerme salir de casa.”

  • “¿Qué son estas distancias para las personas de gran fortuna?

  • “Cuando las cosas nos son contrarias en un mes, al siguiente siempre se arreglan.”

  • “Ser amiga predilecta e íntima de un hombre que tenía tantos amigos íntimos de toda confianza no era lo que más podía halagar la vanidad.”

  • “Un hombre debía ser amable con todos, pero no amigo de todos.”

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