viernes, 22 de julio de 2011

Julie y Julia


Una de las razones por las que creé este blog fue para comentar películas como ésta.

Sé que estoy retardada con esta película pero no es sencillo para mí, en ésta recóndita y pequeña localidad del planeta, tener acceso a cada comedia romántica que me gustaría ver. Julie & Julia es una historia del año 2.009, dirigida, sí, por una de mis directoras predilectas, Nora Ephron, protagonizada por la grandiosa Meryl Streep, y la actriz creciente Amy Adams, basada en los libros Julie & Julia, de Julie Powell, y My life in France, de Julia Chid con Alex Prud´homme. Cuando supe de esta película -todas las comedias románticas me apasionan-, y, probablemente, por todas las nominaciones a los diferentes galardones a los que fue nominada Meryl Streep, por su impecable representación de Julia Child, comencé a interesarme por la vida de esta emprendedora mujer.
Julia Child fue escritora (y con que fuera escritora ya me basta para admirarla), no obstante fue locutora de televisión, chef e introdujo la cocina francesa a Estados Unidos a través de sus libros y su programa de televisión, sus logros son admirables debido a todo lo que implicó para su época ser pionera en todas estas actividades.
Ahora, para nosotros los blogueros ha de ser una gran fuente de estímulo que Julie Powell hubiera inspirado esta excelente comedia romántica. Julie Powell es una escritora estadounidense que escribió el libro Julie & Julia basado en su blog, The Julie/Julia Project, en el que relataba su experiencia en intentar cocinar las 524 recetas del libro Mastering the Art of Frenck Cooking, de Julia Child, en 365 días, que luego fue convertido en película y que para sumar elogios a su suerte, está dirigida por Nora Ephron.
Para aquellos que, como yo, aún no han visto Julie & Julia, ésta es una obra de arte, una película encantadora, con la impecable y cercana interpretación de Meryl Streep como Julia Child; particularmente tuve la oportunidad, una vez, de ver la biografía de esta importante mujer, por lo que sé que su representación es muy parecida a la de la verdadera Julia, además, la película tiene el elegantísimo atractivo de desarrollarse en el bellísimo París, bueno, una parte de la película se desarrolla en París. Para los que buscan una biografía de Julia Child, ésta no es la película, ésta es una película sobre el paralelismo entre las vidas y carreras de dos mujeres, cada una con una determinada meta. 

Nota: quise llorar desde que inició la película.

La verdadera Julia

 





La verdadera Julie











viernes, 15 de julio de 2011

Lo Que He Estado Viendo: Beastly y The Last Song


Si tienes un corazón juvenil como el mío, o simplemente eres adolescente, tiene que gustarte las películas Beastly y The Last Song.
Beastly
Kyle Kingston es un joven rico, popular y extremadamente vanidoso, que menosprecia a la gente que no luce agradable a la vista, y Kendra (interpretado por Mary-Kate Olsen) es una probable practicante de Vodoo que lo aborrece por estas razones, ambos se ridiculizan mutuamente solo que Kyle, para vengarse de ella por intentar hacerlo perder las elecciones para presidente del Comité Verde de su escuela, la invita a la fiesta del Comité, pero cuando ella es advertida por él mismo de la farsa, la muchacha le dirige una maldición que le hace lucir desagradable, y le pone como tregua que si en un año no logra que alguna joven le diga que lo “ama”, lucirá de esa manera para siempre.
La historia parece repetida y algo como un cuento de hadas moderno porque es un cuento de hadas moderno, Beastly es basada en la novela de Alex Flinn, inspirada en el clásico La Bella y la Bestia, y es una dulce película romántica, cuyo argumento gira en torno a las tretas de las que debe valerse Kyle para deshacerse del hechizo, lo cual incluye que  Lindy (interpretada por Vanessa Hudgens), una sencilla joven, distinta a lo que él está acostumbrado, que asiste a la misma escuela que él, y con la que él apenas ha hablado, se enamore de él y le diga que lo “ama”.  
Siempre consideré La Bella y la Bestia como un cuento de fantasía muy melodramático pero esta película me pareció muy agradable.

The Last Song
Ronnie es una adolescente rebelde que, con su hermanito, se ve forzada a pasar el verano con su padre en Georgia. Ronnie no se lleva bien con su padre desde el divorcio con su madre por lo que su estadía con éste, lejos de ser agradable le parece una obligación. El padre de Ronnie vive cerca de la playa y en su primer recorrido conoce a Will (interpretado por Liam Hemsworth), cuando éste estaba jugando voleibol de playa, en uno de esos tropiezos en el que la bebida que uno de los dos va tomando termina derramada en la camiseta del otro. Ronnie también conoce a Blaze, una amistad que solo le traerá problemas. Pronto Ronnie encuentra un pasatiempo en el que distraerse durante el verano, frente a la casa de su padre hay un mapache que intenta cazar un conjunto de huevos de tortugas marinas que yacen en un hoyo en la arena, y Ronnie trata de impedir esto, pero para ello requiere la ayuda del acuario local, entonces aparece Will, quien también trabaja como voluntario del acuario, y con esto su verano comienza a mejorar.
The Last Song (La Última Canción) está basada en una novela de Nicholas Sparks, el Screenplay de la película fue elaborado por él mismo, por lo que debería ser garantía de que la obra esté bien adaptada para el cine. The Last Song, además, es la película menos dramática entre todas las adaptaciones que he visto de Sparks, quizás porque sus protagonistas son adolescentes y no adultos, de cualquier modo me gustan todas las películas basadas en los libros de este señor, las que más me gustan son Nights in Rodhante y Dear John, no obstante, The Last Song fue una de las cinco películas que más me gustaron el año pasado.


domingo, 10 de julio de 2011

Sensatez y Sensibilidad (Capítulos XI al XX)

He estado teniendo una encantadora re-lectura de Sensatez y Sensibilidad, de mi autora predilecta, mi querida Jane Austen. La primera vez que leí esta obra pensé que, a pesar de su falta de romance al estilo Orgullo y Prejuicio o Persuasión, es la más rica para el lector en cuanto a la percepción de los sentimientos de sus personajes. Sensatez y Sensibilidad es una novela narrada en tercera persona, como toda la obra de Jane, relatada desde el conocimiento que tiene Elinor Dashwood de esos sentimientos de los demás personajes, Elinor Dashwood representa en el libro la sensatez, la discreción, el autocontrol y la compostura, de tal manera que no puede haber una mejor manera de describir la sensibilidad de cada uno que desde esta óptica.

Sensatez y Sensibilidad (Capítulos XI al XX)
Resumen e Impresiones

La ganancia de Willoughby como nuevo conocido produce la mejor de las impresiones en las Dashwood, su ingreso en la novela podría ser uno de los más simbólicos y románticos de la literatura. Cuando cavilo sobre el primer encuentro entre Marianne y Willoughby, e intento hacer míos los sentimientos de ella por él, puedo comprender por qué tan rápidamente se enamora de éste caballero, pues Willoughby, además de bien parecido, cualidad de la que carecen el Coronel Brandon y Edward Ferrars, es encantador, sabe qué decir, cómo actuar y cómo desenvolverse entre las señoras, su encanto es natural, y, como adición a estas alabanzas, hace objeto de sus atenciones a la joven Dashwood. Su encanto lo vuelve el centro de admiración de las Dashwood, una admiración que era estimulada por las reuniones y compromisos que hicieron posible la intimidad de éste con la familia.
Elinor, representante de la Sensatez en la novela, no aplaudía, sin embargo, a pesar de la intimidad de Willoughby con la familia, el exceso de afecto entre su hermana y el joven debido al escándalo que significaba, la falta de sinceridad de Willoughby hacia la señora Dashwood, en lo referente a la debida declaración de sus sentimientos por Marianne, inquietaba a la señorita Dashwood, especialmente por la sobre exposición del afecto no decretado del caballero a su hermana menor.
Elinor no podía sentirse sorprendida ante el apego entre los jóvenes. Tan sólo deseaba que lo mostraran menos abiertamente, y una o dos veces se atrevió a sugerir a Marianne la conveniencia de un cierto control sobre sí misma. Pero Marianne aborrecía todo disimulo cuando la franqueza no iba a conducir a un mal real; y empeñarse en reprimir sentimientos que no eran en sí mismos censurables le parecía no sólo un esfuerzo innecesario, sino también una lamentable sujeción de la razón a ideas erróneas y ramplonas. Willoughby pensaba lo mismo; y en todo momento, el comportamiento de ambos era una perfecta ilustración de sus opiniones.
Las reuniones continúan y la sobre exposición de Marianne con Willoughby también, Elinor constantemente alertaba a su madre sobre la impropia conducta de su hermana, pero a su madre no le parecía tal cosa.
La señora Dashwood celebraba todos sus sentimientos con una ternura que la privaba de todo deseo de controlar el excesivo despliegue de ellos. Para ella, tal abundancia no era sino la consecuencia natural de un intenso afecto en espíritus jóvenes y apasionados.
En esta segunda lectura hay algunos aspectos que he apreciado de otra manera, no había notado la primera vez que leí Sensatez y Sensibilidad que, probablemente, el verdadero héroe de esta novela no son Willoughby o Ferrars sino el coronel Brandon, y cada vez que leo de él más me gusta. Todo esto viene desde el estudio de los sentimientos que sobre éste reflexiona Elinor.



Tan sólo en el coronel Brandon, entre todos sus nuevos conocidos, encontró Elinor una persona merecedora de algún grado de respeto por sus capacidades, cuya amistad interesara cultivar o que pudiera constituir una compañía placentera.

De hecho, igual que en mi primera lectura de Sensatez y Sensibilidad, repito la inquietud de que los sentimientos de Elinor se trasladen al coronel y viceversa, pero sé que no será. No me explico todavía por qué Jane no tomó este interesante giro en la novela, tal vez porque Sensatez y Sensibilidad es menos romántica que otras de sus novelas y lo que ella pretendía dejar asentado era la ironía de la sobre exposición de los sentimientos de algunas jóvenes cuando no se obtendrá el final del cuento de hadas, pero es solo mi teoría de otras muchas que existen sobre esta novela.
El coronel Brandon  estaba muy interesado en Marianne aunque sabía, por observación, que ésta no era capaz de corresponder su afecto por los vagos prejuicios que la joven siente sobre su edad y la injusta y errada convicción de que un hombre de más de treinta y cinco años era viejo y sin intensidad para vivir o amar, además de que no le parecía atractivo físicamente; de modo que el coronel sufre minuto a minuto el desenfreno de los sentimientos de Marianne por Willoughby.
Una parte importante dentro de estos diez capítulos en estudio sucede en el capítulo XIII cuando la planeada excursión a Whitwell se ve impedida debido a un compromiso ineludible del coronel, impedida porque el coronel Brandon había sido denominado por el dueño del lugar para ser el único protector de la propiedad en su ausencia.
El cotilleo no deja de tejerse con la repentina partida del coronel Brandon, entonces Elinor conoce, por referencia de la peculiar señora Jennings, sobre la posible causa que apremiaba al coronel en la ciudad, la señorita Williams, su hija natural. Y por supuesto, una serie de conjeturas adicionales sobre este súbito evento continua dilucidando la señora Jennings dilucidando para satisfacer su propia curiosidad.
En el capítulo XV sucede lo peor que puede sucederle a una joven enamorada, Willoughby se despide de las Dashwood sin dar mayor explicación sobre los motivos que le enviaban a Londres, apenas explicó que Mrs Smith, su bienhechora, le requería allí. Marianne estaba hecha una pena y no había modo de que confesara nada sobre sus sentimientos o los de su supuesto novio.
Marianne no habría sabido cómo perdonarse si hubiera podido dormir aunque fuera un instante esa primera noche tras la partida de Willoughby. Habría tenido vergüenza de mirar a su familia a la cara la mañana siguiente si no se hubiera levantado de la cama más necesitada de descanso que cuando se acostó.
Elinor solo pensaba que ambos ocultaban su compromiso.
La parte del carácter de Edward que no se había apreciado mientras las Dashwood compartieron con él en Norland se expone cuando éste viene a visitar a la familia a Barton, la semana después de la despedida de Willoughby, sin embargo esta parte de su carácter no refleja aún sus sentimientos por Elinor, siempre actúa de manera reservada, aunque es un tipo sencillo (al contrario de Willoughby), al que se le conoce por sus conversaciones con Marianne.
No debes preguntar demasiado, Marianne; recuerda, no sé nada de lo pintoresco, y te ofenderé con mi ignorancia y falta de gusto si entramos en detalles. ¡Llamaré empinadas a las colinas que debieran ser escarpadas! Superficies inusuales y toscas, a las que debieran ser caprichosas y ásperas; y de los objetos distantes diré que están fuera de la vista, cuando sólo debieran ser difusos a través del suave cristal de la brumosa atmósfera. Tienes que contentarte con el tipo de admiración que honestamente puedo ofrecer. La llamo una muy hermosa región: las colinas son empinadas, los bosques parecen llenos de excelente madera, y el valle se ve confortable y acogedor, con ricos prados y varias pulcras casas de granjeros diseminados aquí y allá. Corresponde exactamente a mi idea de una agradable región campestre, porque une belleza y utilidad... y también diría que es pintoresca, porque tú la admiras; fácilmente puedo creer que está llena de roqueríos y promontorios, musgo gris y zarzales, pero todo eso se pierde conmigo. No sé nada de pintoresquismo.
Es una sorpresa para las Dashwood, expresamente manifiesta en Marianne, quien representa la sensibilidad en la novela, saber que Edward llevaba quince días en Devonshire sin haberlas visitado hasta entonces, su actitud no decía mucho para ser un hombre, supuestamente, enamorado de su hermana. Lamentándolo mucho, a pesar del nuevo conocimiento que se tiene sobre el carácter de Edward es poco lo que se puede conocer de su afecto por Elinor, siempre parece reservado y cauteloso de la exposición de éste, por lo que es difícil comprender la pasión que sienten el uno por el otro, pues en realidad, es poco, o casi inexistente, el contacto entre estos personajes, solo me explico que Jane, al escribir estas historia, intentó reflejar, en el caso de Elinor y Edward, lo bonito que es enamorarse en esencia de otra persona sin que estuviera involucrado todo el cortejo al que usualmente se ven sometidos los enamorados.

viernes, 1 de julio de 2011

Celebrando 200 Años de Sensatez y Sensibilidad Capítulo a Capítulo






Este año se celebran 200 desde la primera publicación de Sensatez y Sensibilidad, de la autora inglesa Jane Austen. Sensatez y Sensibilidad fue su primer trabajo publicado, mas no escrito, para el que empleó el seudónimo By a Lady (“Por una Dama”), y que tuvo una aceptación considerable, especialmente con el público femenino. La novela en principio se llamó Elinor y Marianne, y estaba escrita de manera epistolar, luego de una revisión, tiempo después de que fue escrita, Jane cambia el estilo de Elinor y Marianne y es entonces publicada como Sensatez y Sensibilidad a manera de narrativa.





Sensatez y Sensibilidad (Capítulos I al X)
Resumen e Impresiones

Como he señalado en otras entradas relacionadas a Jane Austen, parecidas a ésta, Jane escribía con sentido del humor e ironía sobre las tragedias, relaciones, situaciones e injusticias de su sociedad, y Sensatez y Sensibilidad es otro ejemplo de esto. La novela inicia en Sussex, con la familia Dashwood y un moribundo tío; como he explicado también, en Inglaterra, durante la época de Jane, las propiedades se heredaban por la línea masculina y Henry Dashwood, el papá de las Dashwood, era el siguiente en línea para heredar Norland Park, la residencia en la que vivían con el tío, por ser su sobrino el heredero. El señor Dashwood tenía un hijo de un primer matrimonio, John, y tres hijas de un segundo matrimonio, Elinor, Marianne y Margaret, pero por más méritos que éstas últimas hicieron para merecer la bondad del tío anciano, éste dispuso la propiedad para el hijo de John, el heredero formal de acuerdo al linaje. En otra pluma esta introducción pudo haber tenido otro desenlace pero en la de Jane esta situación tenía que tener un giro menos convencional y más jocoso, si se le encuentra el lado gracioso a la tragedia. El señor Dashwood tenía en mente ahorrar algunos años para así dejar a sus hijas y a su esposa bien acomodadas a su muerte pero “no fue más lo que sobrevivió a su tío, y diez mil libras, incluidos los últimos legados, fue todo lo que quedó para su viuda e hijas”.
John Dashwood pasa a tomar posesión de Norland Park junto a su esposa e hijo, el heredero final de la propiedad, y las Dashwood después de haber sido propietarias pasaron a ser huéspedes dentro de su propia casa. 
La comicidad se hace presente en esta novela desde el inicio, Fanny, la señora de John Dashwood, es uno de los personajes más egoístas dentro de las novelas de Jane Austen, estos Dashwood no tenían problemas financieros alguno, la primera mujer del señor Henry Dashwood era de buena familia y había asegurado a su hijo con una fortuna cuantiosa a la que entró en posesión con la mayoría de edad, y Fanny también provenía de una familia respetable, lo que indicaba que no les hacía falta ni el dinero que les dejara el señor Dashwood ni Norland Park; pero cuando John Dashwood plantea a su esposa su intención con sus hermanas, debido a la petición que le hiciera su padre en el lecho de muerte, que consistía en proveerlas con 3000 libras, Fanny inicia un peculiar diálogo con su marido sobre cuánto le hará falta ese dinero a su pequeño, y John, de las 3000 libras que había pensado en darles durante todo el día, cambia la idea por la de proveerlas con una renta anual, su esposa se niega por lo inconveniente que es una renta anual para las familias que las ofrecen, “la gente siempre vive eternamente cuando hay una pensión de por medio”, y con otra serie de razones persuade a John de concederles una pensión a sus hermanas y a su madre, al final termina acordando darles 500 libras a cada una, y el caso queda resuelto.
A la señora Dashwood se le vuelve intolerable la situación con su nuera, solo aceptaba el hospedaje en Norland Park debido al interés que notaba en el hermano de la señora de John Dashwood, Edward Ferrars, por la señorita Dashwood, Elinor, y por el dominio del escenario que tenía Elinor y que alentaba a su madre; sin embargo, cuando un pariente suyo, el señor Middleton, le ofrece en alquiler una casita de campo en Devonshire, las Dashwood no tardan en aceptar pero la intimidad entre Elinor y Edward se ve interrumpida.
En Barton las Dashwood se vuelven populares e inician una vida de mucha sociedad, reuniones y bailes, el señor Middleton es un peculiar personaje al que le gusta andar siempre rodeado de amistades, está casado, sin embargo, con una mujer reservada, “sus modales tenían todo el refinamiento de que carecía su esposo”. Las Dashwood tenían la certeza de que su estadía en Barton sería de sosiego pero ni Sir John Middleton ni la señora Jennings, la madre de Lady Middleton, lo permitieron, entre las reuniones y la inclinación de la señora Jennings de hacer de casamentera de las hermanas mayores, las Dashwood no parecían tener descanso, en seguida hizo a Marianne objeto del afecto del coronel Brandon, un hombre maduro, que había pasado los treinta y cinco años, aunque ésta no siente admiración por éste debido a su edad. Marianne solo tiene diecisiete años.
Es curioso que, aún cuando ya conozco el desenlace de esta novela y sé cómo se darán las cosas, me sorprenda todavía con detalles que probablemente la primera vez que leí Sensatez y Sensibilidad pasé por alto, como por ejemplo, me causó ternura leer una primera admiración o consentimiento inconsciente de Marianne hacia el coronel Brandon, esto sucede el día que se conocen y ella está en el piano tocando y cantando, él le inspira respeto debido a que era el único que estaba escuchándola sin arrebatos.
Sólo el coronel Brandon, entre toda la concurrencia, la escuchaba sin arrebatos. Su único cumplido era escucharla, y en ese momento ella sintió por él un respeto que los otros con toda razón habían perdido por su desvergonzada falta de gusto. El placer que el coronel había mostrado ante la música, aunque no llegaba a ese éxtasis que, con exclusión de cualquier otro, ella consideraba compatible con su propio deleite, era digno de estimación frente a la horrible insensibilidad del resto; y ella era lo bastante sensata como para conceder que un hombre de treinta y cinco años bien podía haber dejado atrás en su vida toda agudeza de sentimientos y cada exquisita facultad de gozo. Estaba perfectamente dispuesta a hacer todas las concesiones necesarias a la avanzada edad del coronel que un espíritu humanitario exigiría.

Willoughby
El clímax de esta novela ocurre el día que Marianne sale con Margaret a pasear por los alrededores de Barton para admirar la hermosa casa junto al angosto y sinuoso valle de Allenham. Era un día lluvioso y la joven, durante el recorrido, hace un paso en falso y va a parar a la tierra, entretanto, un caballero, que venía acompañado por dos perros, la rescata y se produce uno de los encuentros más románticos de la literatura.
El caballero le ofreció sus servicios, y advirtiendo que su modestia la hacía rehusar lo que su situación hacía necesario, la levantó en sus brazos sin más tardanza y la llevó cerro abajo.
Con esta presentación Willoughby recibe el respeto de todas las damas Dashwood, especialmente por su gracia, modales y atractivo.
Si hubiera sido viejo, feo y vulgar, igualmente habría contado con la gratitud y amabilidad de la señora Dashwood por cualquier acto de atención hacia su hija; pero la influencia de la juventud, la belleza y elegancia prestó un nuevo interés a su acción, que la conmovió aún más.