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domingo, 18 de noviembre de 2012

Breaking Dawn Part 2



Cuánto sufrí con Amanecer Parte 2, el cambio que estaba formándose en el desenlace de esta saga, quiero decir, ¿Carslile?, ¿Jasper?, ¿dos lobos de la manada…? era demasiado; pero todo se resuelve justamente y sucede el felices para siempre, subrayando el para siempre, de todos los cuentos. 

En Breaking Dawn Part 2, Bella Swan despierta convertida en vampira, luego que Edward Cullen, su esposo vampiro, al final de la primera parte de esta película, le inyectara su ponzoña para salvarla de la inminente e infinita muerte que le esperaba al traer al mundo a una hija producto de su amor con él cuando todavía era mortal; Breaking Dawn Part I culmina excitantemente cuando Bella abre sus ojos color rojo, color que significa sed de sangre humana. El clan Cullen escogió, por filosofía de vida, evitar la sangre humana, ellos se alimentan de animales salvajes por lo que sus ojos son color miel y no rojos, pero Bella, siendo neófita, tiene sed normal de sangre humana. Es curioso que el libro resalte la preparación de Bella, antes de convertirse en vampira, como el medio para controlar su sed de sangre humana, lo que, literalmente, no se justifica en la película a pesar de que se abstiene de probarla cuando va de cacería con Edward y un alpinista aparece en la escena de acción. 

Breaking Dawn Part 2 desarrolla el evento que sucede del nacimiento de Renesmeé, la hija híbrido (mitad mortal, mitad inmortal) de Edward y Bella, cuando Irina, la novia de Laurent, aquel vampiro que había muerto de mano de la manada de Sam Uley en la película New Moon, observa a la pequeña niña y se hace la idea de que es una niña inmortal. Los niños inmortales solo podían traer la destrucción, por su sed, y la exposición del submundo vampírico. Es por esto que Irina, vengando la muerte de Laurent, acude a los Vulturi, el clan que regula, de algún modo, el mundo de los vampiros, para que interceda en este ilícito; pero los Vulturi tienen, desde hace mucho tiempo, sus intereses en el clan Cullen, Alice, la chica que puede ver el futuro; Edward, el vampiro que lee mentes, y la neófita Bella, cuyos dones todavía les son desconocidos, y sobre los cuales sienten gran curiosidad y anhelan tener el poder.   

Mi apreciación de la película, basada en el libro de Stephenie Meyer, Breaking Dawn (Amanecer), cuarto de la saga Twilight (Crepúsculo), es mixta. En inicio, nunca fue un libro fácil para mí; sin embargo, la adaptación de Breaking Dawn (Part 1) ha sido mi favorita de todas las adaptaciones junto con la primera película, por supuesto, Twilight. Pero sufrí mucho con la escena de la batalla entre el clan Cullen y los Vulturi; me sentí agobiada durante toda la secuencia. Fue horrible. No obstante, respetando a quienes no han visto todavía la película, me reservaré lo sucedido. Me gustó mucho, por otro lado, la entrada de la película, que resalta los sonidos y las formas que Bella percibía al despertar como vampira. Me gustó también que estuviera incluida una de las escenas del libro que más había disfrutado, cuando Jacob se expone a Charlie, el padre de Bella, como licántropo para que mantenga una mente abierta y pueda entender, sin decirle exactamente qué es, los cambios producidos en su hija desde su matrimonio con Edward. Otra escena que especialmente esperaba por su ternura fue la última, última también del libro, cuando Bella permite que Edward lea sus pensamientos, pues sabrá el lector que el poder de Bella es un escudo y por ello ninguno de los poderes de los demás vampiros la afectaban. Y me conmovió muchísimo, el top de la película para mí, la incorporación en los créditos del cast de todas las películas Twilight, creo que fue una nostálgica despedida para quienes somos fanáticos de estos libros y películas, recordar a todos los personajes que una vez formaron parte de esta especial saga. La única, si no me eqivoco, que fue sacada de la mención fue Rachelle Lefevre, la primera Victoria, pues solo apareció Bryce Dallas Howard, quien la sustituyera en Eclipse.
En resumen, no creo que Breaking Dawn (Part 2) sea mi película favorita de este año, como lo fue su primera parte, pero ha sido una gran despedida para una de las grandes saga del cine de los últimos años.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Breaking Dawn Part I

No me había gustado tanto alguna de las adaptaciones de Twilight como Breaking Dawn Part I.

Para comenzar mis impresiones sobre la película debo exponer algunos aspectos del libro de Stephenie Meyer, Breaking Dawn, y mis apreciaciones sobre el mismo. Breaking Dawn es un libro dividido en tres partes, todos los libros que le preceden, como éste, son narrados en primera persona desde el punto de vista del personaje de Bella Swan (la chica común que se enamora de un joven vampiro), excepto éste, que cuenta con una segunda parte narrada desde la óptica de Jacob Black (el chico lobo que está enamorado de Bella). Recuerdo que cuando empecé a leer Breaking Dawn, hace alrededor de dos años, ansiaba regresar al romance bonito que me había vendido Stephenie Meyer con Twilight (el primer libro de esta saga) y que había matado con Eclipse (el tercer libro en la secuencia) cuando se le ocurrió crear ese triángulo entre Edward-Bella-Jacob, creando esa molesta confusión –para mí– de los sentimientos de Bella por Jacob; me desagradaba porque no podía justificar la deslealtad de su amor por Edward, pero afortunadamente todo se compone, de alguna manera, en Breaking Dawn, libro en el que Meyer retoma ese romance juvenil y apasionado de sus protagonistas; no quiero decir con esto que no tuve mis enfrentamientos con la obra, pues yo seguía enfadada por la intromisión de Jacob entre los personajes principales, no obstante luego de que Edward (el chico vampiro) se casa con Bella y se van de la luna de miel a una isla ficticia, que la autora llamó Isla Esme, el libro recobra ese encanto que tanto me atrajo en Twilight y New Moon (los dos primeros libros de la saga) y vuelvo a sentir a Bella completamente enamorada de uno de los personajes más encantadores de la literatura moderna.

Breaking Dawn Part I
Breaking Dawn Parte I es una película basada en el libro Breaking Dawn (Amanecer), de la autora estadounidense Stephenie Meyer, producida por Meyer, dirigida por Bill Condon, y estelarizada por Kristen Stewart, Robert Pattinson y Taylor Lautner; la película es la continuación de otras tres películas: Twilight (Crepúsculo), New Moon (Luna Nueva) y Eclipse, todas basadas en los libros de Meyer. Breaking Dawn Part I se centra en el matrimonio de Edward Cullen (un chico vampiro) y Bella Swan (una chica normal), los seguidores de esta saga, tanto de los libros como de las películas, sabrán que esta boda viene orquestándose desde New Moon, y era, de cierta manera, el pacto o el soborno de Edward para dos cosas que Bella siempre le había pedido, una: que consumaran su amor, y dos: convertirla en uno de ellos, lo que finalmente llega a ocurrir en Breaking Dawn.
Mi curiosidad por cómo se darían algunos de los argumentos del libro fueron excelentemente retratados en Breaking Dawn, yo diría que la película es impecable, absolutamente romántica, y muy bien dirigida, al punto de que algunos de los aspectos que más repulsión me causaron mientras leía la obra fueron sutilmente justificados, como por ejemplo, la sangre que bebe Bella para alimentar a su bebé durante su embarazo, todo el embarazo es inquietante –y por esto diría que Breaking Dawn Part I es la película más oscura de la saga–. La casa en la que se residencia el nuevo matrimonio Cullen en Isla Esme es tal como imaginé que sería cuando leía el libro, la secuencia de acciones durante la labor de parto fue emocionante y la conversión de Bella una obra de arte, sus abiertos ojos rojos en el cierre de la película fueron impactantes.
No recuerdo hasta hoy que una película me hubiera sacado del cine con una sonrisa tan abierta y tan llena de emociones, en seguida sentí la necesidad de verla otra vez, aunque no me quede más remedio que esperar el lanzamiento en DVD para hacer la fiesta. Continuaré, mientras tanto, con mis mismas inquietudes sobre cómo se desarrollará el final de esta historia (a pesar de todo Breaking Dawn no es mi libro predilecto de la saga Crepúsculo, es de aquí que se desprenden mis emociones por lo bien que estuvo la película) y esperaré como buena fanática a que se cierre esta novela cuando se estrene la segunda parte de Breaking Dawn el próximo año.

Nota: la autora de los libros, Stephenie Meyer, realiza un cameo en la escena de la boda de Bella. Meyer también aparece en la primera película, Twilight.

jueves, 21 de octubre de 2010

Similitudes entre Crepúsculo y Jane Eyre (Primera Parte)

Stephenie Meyer, autora de Crepúsculo, insiste en que su famosa novela que trata el amor entre una joven mortal y un vampiro fue inspirada en un sueño que tuvo, en éste un joven físicamente hermoso, que brillaba a la luz del sol, le manifestaba a esta muchacha corriente, como cualquiera de nosotras, el lío de sus sentimientos, los cuales se debatían entre la necesidad y el ardor por su sangre y su afecto por ella; pero la verdad es, lector, que nunca he creído esta versión de cómo Stephenie Meyer concibió Crepúsculo…
…En mi opinión, el argumento de Crepúsculo pudo haber sido ideado por cualquier otro escritor con mucha imaginación, las cualidades románticas de Meyer y su inclinación por la obra de Jane Austen, pero especialmente, de acuerdo a mi percepción, por el trabajo de las hermanas Emily y Charlotte Brontë. Es así como Bella Swan pasa a ser una versión moderna de Jane Eyre y Edward Cullen de Edward Rochester, aunque hay muchos que piensan que el carismático vampiro no es un renovado Rochester sino un nuevo Heathcliff, de Cumbres Borrascosas, sin embargo yo me opongo a esta posición. 
Cullen es descrito en la obra de Meyer como un joven enigmático, sombrío y ocupado en la salvación de su alma a Heathcliff le importa muy poco el rescate de su alma, aún cuando sostiene que un ser como él carece de ésta. Rochester es descrito por Charlotte Brontë de manera similar, solo que este clásico Edward tiene una condición de la que no goza Cullen, es mortal.
¿Me parecía feo ahora Mr. Rochester? No, lector, la gratitud, unida a cuanto veía en él, todo bueno y genial, hacían que su rostro se me figurara lo más agradable del mundo. Su presencia en una habitación parecía alegrar y caldear la atmósfera mejor que el más brillante fuego. Ello no significaba que yo olvidase sus defectos, tanto más cuanto que los mostraba con frecuencia. Era orgulloso y sarcástico y, en mi interior, yo reconocía que su mucha amabilidad hacia mí estaba compensada por su mucha severidad hacia los demás. Estaba generalmente malhumorado. Con frecuencia, cuando me enviaba a buscar, le encontraba en la biblioteca, solo, con la cabeza apoyada sobre sus brazos cruzados. Y cuando la levantaba, un gesto melancólico, casi maligno, ensombrecía sus facciones. Pero yo creía que su mal humor, su aspereza y sus anteriores vicios -anteriores, porque ahora parecía haberlos corregido- eran el resultado de alguna injusticia con que el destino le abrumara. Yo entendía que, por naturaleza, Rochester era un hombre de buenas inclinaciones, elevados principios y delicados gestos, que las circunstancias, la educación y el destino habían desviado. Su pena, cualquiera que fuese, me apenaba a mí y hubiera dado cualquier cosa por poder mitigarla.”
En Luna Nueva, de Stephenie Meyer y segunda parte de Crepúsculo, un terrible incidente sucede en el hogar de los Cullen mientras celebraban el cumpleaños de Bella, ésta se corta un dedo cuando desenvolvía uno de sus regalos lo que desata en toda la familia el deseo por su sangre, especialmente en Jasper, quien todavía no logra dominar, como los demás, su sed. El “incidente” termina con la lucha entre Edward y Jasper y Bella herida, por accidente. Carlisle, médico y padre adoptivo del clan Cullen, se encarga de curarla, entretanto surge el siguiente testimonio:
“Edward solo comparte mi opinión hasta cierto punto. Para él, Dios y el cielo existen… al igual que el infierno. Pero no cree que haya vida después de la muerte para nosotros –Carlisle hablaba en voz muy baja. Su mirada se perdía a través de la ventana en el vacío, en la oscuridad–. Ya ves, él cree que hemos perdido el alma.
En ambas novelas, Crepúsculo y Jane Eyre, sus héroes están comprometidos con la búsqueda de esa resurrección propia, aunque sienten que no valen tal redención. En Crepúsculo, Edward Cullen se presenta renuente de merecer el cariño de Bella debido a que se siente maldito por su condición de vampiro. En Jane Eyre, Mr. Rochester mantiene un secreto que le oscurece el alma, sin embargo ve en Jane su vínculo para la salvación de ésta.
Ambos personajes, Edward Cullen y Mr. Rochester, actúan, a su manera, de un modo egoísta, pero siempre movidos por el mismo objeto: el amor.
A pesar del discurso de Stephenie Meyer, de pretender hacer pasar Crepúsculo como un asunto verdaderamente sobrenatural, envuelto en ese halo de misterio y magia, lo resaltante de la obra es su contenido romántico, la creación de un héroe de esta época (aunque chapado a la antigua) y sus influencias, después de todo lo relevante es sentir admiración por alguien y por algo y qué bueno que Meyer sienta tanta admiración por las hermanas Brontë.

Notas:
  1. La obra Jane Eyre, de Charlotte Brontë, no es mencionada en ninguna de las novelas de la saga Crepúsculo, como sí lo han sido algunas novelas de Jane Austen y Cumbres Borrascosas (Wuthering Heights), de Emily Brontë, cuya influencia, de esta última, es notoria en Eclipse y Breaking Dawn (Amanecer), ambas de la saga Crepúsculo.
  2.  Stephenie Meyer reconoció que el nombre de “Edward Cullen” fue inspirado en los personajes Mr. Rochester, de Jane Eyre, y Edmund, de Mansfield Park, de Jane Austen.