viernes, 31 de diciembre de 2010

Una Navidad Diferente vs. La Navidad de los Kranks

Fue entretenido haber leído Una Navidad Diferente en víspera de Navidad pues me pareció haber estado viviendo, en carne propia, como Luther Krank, algo del escándalo monetario del que éste quiere escapar saltándose la Navidad, en el libro, gastos en comida –que afortunadamente no los tengo pues mi padre sigue siendo el anfitrión de la cena de Nochebuena (mal por mí)–, los obsequios de Santa, ¿o el Niño Jesús?, el tráfico, y la locura en la calle y los centros comerciales; sin embargo, y, supongo, de esto trata el libro, ¿qué sería de la Navidad sin todas estas tradiciones?
Una Navidad Diferente
Una Navidad Diferente, en inglés, Skipping Christmas, que traduce, Saltando la Navidad, es uno de los tantos libros del autor estadounidense John Grisham. La historia inicia el Día de Acción de Gracias con el matrimonio Krank en el Aeropuerto para despedir a su única hija, Blair, quien tras terminar la universidad con excelente expediente se ofrece como voluntaria del Cuerpo de Paz, por esto debe viajar este particular día hasta Miami para luego, desde allí, partir a Perú, donde prestará el voluntariado.
Debido a toda la locura que también significa, para los estadounidenses, Thanksgiving, o el Día de Acción de Gracias, sumada a la obstinación del protagonista de la historia, Luther Krank, a razón de una sencilla compra de chocolate blanco, que solicitara a éste su esposa Nora, en el supermercado más elegante del vecindario, en un día lluvioso, Krank comienza a fantasear con la idea de saltarse el ajetreo y despilfarro económico que acarrea la Navidad e inicia el cálculo matemático de todos las gastos incurridos el año anterior por la época, 6.100 dólares aproximadamente…
El nueve por ciento de mis ingresos brutos –dijo con incredulidad–. Seis mil cien dólares. En efectivo. Nada menos que seis mil cien dólares no deducibles.
Luther trabaja para una compañía de asesoría fiscal Wiley & Beck, en un edificio donde convergen otras oficinas como una agencia de viaje en la que se asesora sobre diversos paquetes de viaje, cruceros específicamente, 3.000 dólares cuesta el paquete para él y Nora en el Island Princess, una lujosa y hermosa embarcación que les llevará a distintas islas del Caribe, y todo 3.000 dólares menos que los gastos en que incurrieron por Navidad la temporada pasada. Luther compra el paquete y convence a Nora de que lo mejor será saltarse la Navidad este año, especialmente porque Blair no podrá venir a verlos; y saltarse la Navidad implica, abandonar, olvidar por completo, cualquiera de las tradiciones que la época requiere, no al árbol ni a las luces, sin Frosty, el muñeco que todas las casas del vecindario en el que viven colocan en el tejado religiosamente cada año, no a la cena navideña, no a los regalos y no a la beneficencia, no a todo; pero, en una vecindad como la de la calle Hemlock, es poco probable que una familia pueda saltarse la Navidad sin que existan consecuencias.
Una Navidad Diferente es una encantadora comedia para leer en Navidad. Fue, además, agradable, después de tiempo, haber leído algo narrado en tercera persona y desde el punto de vista masculino.


Christmas with the Kranks
(Está relacionado con la primera parte del artículo, Una Navidad Diferente)
Qué curioso que después de haber leído Una Navidad Diferente, el libro de John Grisham, uno de los canales de televisión por cable estuviera transmitiendo Christmas with the Kranks (Una Navidad de Locos), la adaptación al cine del libro de Grisham, Skipping Christmas; fue curioso también, para mí que había visto la película antes de leer el libro, que además de la entrada de la obra, en la película, en la que se explica la aversión de Krank por la Navidad, ésta se desarrollara con los últimos ocho capítulos de la novela, a partir de que Blair, la hija de los Krank, anuncia a sus padres, en víspera de Navidad, que está en Miami, que regresa con su novio peruano, con quien aspira casarse en seis meses, a casa y que anhela mostrarle a éste, inocente de los planes de sus padres de saltarse la Navidad, todas las tradiciones a la que su menuda familia la tiene acostumbrada, la gran cena navideña, la hermosa decoración de la casa y Frosty en el tejado. En adición, la última parte de Christmas with the Kranks, la cena en casa de los Krank es más larga que en el libro y se añade un maleante que irrumpe en la morada Krank durante la nochebuena, escenas e historia que no aparecen en el libro, pero que podrían justificarse por el tono de la película. De cualquier manera, como el libro, es una agradable película para disfrutar estos días de pascua.
No es tarde para desear,
¡Feliz Navidad! Y ahora feliz 2011!

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