domingo, 28 de agosto de 2011

Something Borrowed


Something Borrowed no me desilusionó.

Darcy y Rachel han sido mejores amigas desde la infancia, sin embargo qué significa la amistad cuando hay un chico guapo en el medio que, en adición, se supone, es el indicado para una de las dos aunque no sea precisamente para aquella con la que está por casarse.
En mitad de la melancolía del 30 cumpleaños de Rachel y el anuncio de la boda de su mejor amiga, Darcy, con Dex, Dex y Rachel terminan durmiendo juntos; así, lo que parecía erróneo e inadecuado fue volviéndose apropiado, aún cuando se trataba de un romance impropio y desleal. La historia, como es de esperarse, hace que el espectador prefiera la unión entre Dex y Rachel que  con su prometida, pues Darcy (interpretada por Kate Hudson) es superficial, egocéntrica y desinteresada por los sentimientos de su amiga; no obstante, en mi caso, y no se trata de que quisiera que la protagonista no se quedara con el novio de su amiga, sino que, debido a la química entre ellos, me habría gustado que naciera un romance más adecuado entre Rachel e Ethan (interpretado por John Krasinski), más todavía cuando éste le confiesa que está enamorado de ella.
Something Borrowed (Algo Prestado) es una de esas comedias románticas que cumplen con su objetivo, todas queremos ver a la chica menos afortunada, en este caso a Ginnifer Goodwin, quien hace bastante bien este tipo de protagónicos, quedándose con el chico adecuado (Colin Egglesfield), que como añadidura tiene cierto aire al Tom Cruise de Top Gun, aún cuando esto implique que tenga que robárselo a su mejor amiga. La película es una adaptación de la novela del mismo nombre de Emily Giffin, y tiene como una de sus productoras a la actriz Hilary Swank.

Nota: la película tiene una escena oculta en los créditos.


viernes, 26 de agosto de 2011

Sensatez y Sensibilidad (Capítulos XXX al XL)


Sensatez y Sensibilidad (Capítulos XXX al XL)
Resumen e Impresiones 

El verdadero carácter de Willoughby queda descubierto cuando el Coronel Brandon confiesa a Elinor el motivo real por el que había tenido que separarse del grupo el pasado octubre en la víspera de la excursión a Whitwell.
Años atrás, el coronel Brandon había estado relacionado con una mujer, Eliza, de sentimientos intensos, a la que Marianne le recordaba; esta mujer falleció de tuberculosis y había tenido una niñita que dejó a su cuidado. La niñita era entonces una mujer que, como su madre, había quedado embarazada de una relación culpable, y el responsable de su embarazo no era otro que Willoughby.
En cuanto a Marianne, “Le dolía más la pérdida de la imagen que tenía de Willoughby que el haber perdido su amor”, y Willoughby estaba comprometido con la señorita Grey, una joven acaudalada con cincuenta mil considerables libras.
A la par de todo el drama que implicaba el desengaño y la burla de un falso enamorado para una joven de diecisiete años, se desarrollaban otros acontecimientos; los Dashwood, John y Fanny, llegan a Londres y se instalan en Harley Street, donde invitan a sus hermanas así como a la señora Jennings, lady Middleton y a las Steele a una cena de la que también es partícipe la señora Ferrars, ésta última, junto a Fanny, se encarga de ensalzar a Lucy sobre Elinor.
La diferencia con que trataba a las señoritas Steele -una diferencia que parecía a propósito para humillarla aún más- sólo la divertía. No podía dejar de sonreír al ver la afabilidad de madre e hija dirigida precisamente hacia la persona -porque con ella distinguían en especial a Lucy- que, de haber sabido lo que ella sabía; habrían estado más deseosas de mortificar; en tanto que ella, que en comparación no tenía ningún poder para herirlas, se veía obviamente menospreciada por ambas.
Lo poco que sabemos de Edward en esta novela es que no es un hombre tonto, aunque simula serlo, siempre se muestra cauteloso, y es esta cautela la que le previene de hacerse presente en la cena de Harley Street, aún cuando había tenido interés de reunirse con las Dashwood en los días previos pues había dejado su tarjeta en Berkeley Street, en la casa de la señora Jennings cuando Elinor y Marianne habían salido a alguno de sus paseos. Seguramente no habría sido grato para él estar en una cena junto a la mujer de la que estaba enamorado (Elinor), con la que estaba secretamente comprometido (Lucy), su madre (quien pretendía casarlo con la señorita Morton) y la señora de John Dashwood (quien, aunque no compartía el afecto de éste por Elinor, lo reconocía).
Es gracioso también cómo mientras John Dashwood intenta acercarse a sus hermanas para intentar expiar cualquier tipo de culpa o falta que hubiera tenido con ellas tras el fallecimiento de su padre, Fanny tan ligera y astutamente lo aparta de su inclinación. Luego de la cena en Harley Street, John trata de que Elinor y Marianne pasen unos días con ellos, pero apenas asoma la idea, Fanny se vale de un sinfín de excusas para cambiar a las Dashwood por las Steele.
Amor mío, se lo pediría de todo corazón, si estuviera en mi poder hacerlo. Pero acababa de decidir para mí misma pedir a las señoritas Steele que pasaran unos pocos días conmigo. Son unas jovencitas muy educadas y buenas; y pienso que les debemos esta atención, considerando lo bien que se portó su tío con Edward. Verás que podemos invitar a tus hermanas algún otro año; pero puede que las señoritas Steele ya no vuelvan a venir a la ciudad. Estoy segura de que te gustarán; de hecho, ya sabes que sí te gustan, y mucho, y lo mismo a mi madre; ¡y a Harry le gustan tanto!”
Esta intimidad entre las hermanas Steele y Fanny Dashwood ocasiona la indiscreción en Anne, quien, confiada del cariño que parecía sentir la señora Dashwood por Lucy, le confiesa que su hermana lleva cuatro años secretamente comprometida con Edward. Y como era de esperarse, con el escándalo, las Steele son echadas de la casa.
Con esta noticia el chismorreo inicia nuevamente, y Elinor se ve obligada a confesar su secreto a Marianne, desde hacía cuatro meses sabía que Edward estaba comprometido con Lucy Steele.
“¡Ay, Elinor! -exclamó-. Me has hecho odiarme para siempre. ¡Qué desalmada he sido contigo! Contigo, que has sido mi único consuelo, que me has acompañado en toda mi miseria, ¡que parecías sufrir únicamente por mí! ¿Así es como te lo agradezco? ¿Es ésta la única recompensa que puedo ofrecerte? Porque tu valía me abrumaba, he estado intentando desconocerla.”
Se refería al reproche que sentía por que Elinor no demostraba sus afectos tan intensa y abiertamente como ella.
Edward es desheredado por su madre, y solo le deja dos mil libras para el resto de su vida; todos los bienes que por ley le correspondían, recordando que en la Inglaterra de ése entonces las propiedades eran transferidas por la línea masculina siendo el primogénito de una familia el heredero de todos estos bienes, tales bienes fueron transferidos a Robert Ferrars, el hermano menor de Edward.
El coronel Brandon, al conocer la situación del amigo de Elinor, acude a ella para manifestarle su buena voluntad de dejar en manos de éste el beneficio de una rectoría, lo único que debía hacer Edward era ordenarse ministro y aceptar. Edward, como hombre inteligente que es, acepta la proposición de el coronel Brandon en la voz de Elinor, y he aquí, la primera vez que percibí cierta intensidad de sentimientos en Edward:
Cuando ella volvió la cabeza hacia otro lado, la miró de manera tan seria, tan intensa, tan poco alegre, que con sus ojos parecía decir que, a partir de ese momento, él habría deseado que la distancia entre la rectoría y la mansión fuera mucho mayor.
Tanto la señora Jennings como Edward se dejaron confundir por la intimidad entre el coronel Brandon y Elinor, de hecho, es gracioso leer en los capítulos XXXIX como el XL la confusión de ésta por la amistad entre ambos que ya veía en matrimonio, es lo mismo que sucede con Edward cuando ésta le habla del beneficio.
Particularmente pienso que Edward es muy astuto, incluso más que Willoughby, pues éste se aprovecha de su falta de herencia para deshacerse del compromiso con Lucy, él pensó que cuando ella supiera que no tenía dinero suspendería la unión entre ambos pero no fue así, luego el coronel Brandon le ofrece el beneficio, que no le proveería de tanto, y, aún así, Lucy no desistió del compromiso. Lo único que admiro de la astucia de Edward es que ese juego que armó para que Lucy rompiera el compromiso lo hacía con la intención de que poder unirse a Elinor... ¡Espero!

viernes, 19 de agosto de 2011

Sensatez y Sensibilidad (Capítulos XXI al XXX)


Recuerdo la primera vez que leí Sensatez y Sensibilidad, de Jane Austen, me pareció brillante cómo la alarma por un ligero rasguño en la bebé de Lady Middleton desencadenaba toda una serie de acciones y chismes con la aparición adicional de las hermanas Steele. 

Sensatez y Sensibilidad (Capítulos XXI al XXX)
Resumen e Impresiones 




En el capítulo XXI aparecen Anne y Lucy Steele, parientes de la señora Jennings; la llegada de estas jóvenes añade nuevas intrigas a Sensatez y Sensibilidad. 
Quién iba a pensar que Edward Ferrars, el reservado Edward Ferrars, el protegido de la señora Ferrars, el joven por el cual los Ferrars sentían cualquier clase de expectativas, si se hacía abogado o se enfilaba en la milicia, iba a estar secretamente comprometido con la menor de las Steele. Ésta es una sorpresa típica de las novelas de Austen, por ejemplo, en Emma, Frank Churchill está secretamente comprometido con Jane Fairfax aunque parecía demostrar admiración por la señorita Woodhouse.
A mi parecer, Sensatez y Sensibilidad es una novela única entre las novelas de Jane Austen, los personajes de Sensatez y Sensibilidad tienen padecimientos más reales que los de cualquier otra de sus novelas, acá, la madre verdaderamente pierde al marido y se ve, con sus hijas, despojada de sus bienes, Marianne padece la pérdida de su primer amor y Elinor tiene que enfrentar el compromiso de su enamorado con otra joven; pues sí, Edward había estado todo el tiempo secretamente comprometido con Lucy Steele.
A medida que leo Sensatez y Sensibilidad no sé por cuál de los dos personajes sentir mayor aversión, Lucy o Anne Steele. Lucy es en realidad la rival de la protagonista (Elinor), es una de estas jóvenes que tienen la astucia de parecer inocentes e inofensivas pero que son más inteligentes en el arte de la intriga que cualquiera que sea sagaz u ofensiva.
Cuando Sir John, con su estilo de bromear a la señorita Dashwood, manifiesta en compañía de las hermanas Steele que “Ferrars” es el pretendiente de Elinor, Anne Steele actúa sorprendida.
El señor Ferrars es el tan dichoso personaje, ¿verdad? ¡Vaya! ¿El hermano de su cuñada, señorita Dashwood? Un joven muy agradable, con toda seguridad. Lo conozco muy bien.”
Claro, Anne, es una joven que tiene casi treinta años, no es más inteligente que su hermana, pero sí, probablemente, tiene más razón sobre la malicia del mundo que Lucy, además era la única que sabía del compromiso de ésta con Edward, por lo que no es sorprendente el modo irónico en que responde al descubrimiento. Es precisamente el hecho de que le conozca muy bien lo que causa inquietud a Elinor.
Jane no lo explica pero yo supongo que Lucy no habría sido capaz de explicarse por sí misma la relación entre el Ferrars que es su prometido y el pretendiente de Elinor, por lo que presumo que Anne fue una gran influencia en su hermana para establecer la relación y estimular la intriga con la que Lucy puso límites en lo que creía suyo con Elinor, ¿o tal vez sí?
“Es natural que se sienta sorprendida -continuó Lucy-, pues con toda seguridad no podría haberlo sabido antes; apostaría a que él nunca les dio ni el menor indicio de ello, ni a usted ni a su familia, ya que se suponía era un gran secreto, y puedo asegurar que de mí no ha salido ni una sola palabra hasta este momento. Ni una sola persona de mi familia lo sabe, a excepción de Anne, y jamás se lo habría mencionado a usted si no tuviera la mayor confianza del mundo en su discreción; pensaba que mi comportamiento al hacer tantas preguntas sobre la señora Ferrars debe haber parecido tan fuera de lugar que ameritaba una explicación. Y no creo que el señor Ferrars se sienta tan disgustado cuando sepa que he confiado en usted, porque me consta que tiene la mejor opinión del mundo respecto de toda su familia, y las considera a usted y a la otra señorita Dashwood como si fueran verdaderas hermanas -hizo una pausa.”
La historia detrás de este compromiso es que Edward vivió cuatro años con el tío de las Steele, el señor Pratt, su tutor, y fue en este tiempo que conoció a Lucy y se comprometió secretamente con ella, pues su madre no aprobaría como su esposa a una muchacha de familia modesta como la de Lucy Steele.
“Yo era bastante reacia a iniciar tal relación sin el conocimiento y aprobación de su madre; pero también era demasiado joven y lo amaba demasiado para haber actuado con la prudencia que, debí tener... Aunque usted no lo conoce tan bien como yo, señorita Dashwood, debe haberlo visto lo suficiente para darse cuenta de que es muy capaz de despertar en una mujer un muy sincero afecto.”
Lo más curioso es que Elinor, a pesar de todo lo que había escuchado, como para tratar de convencerse, estimula este tipo de conversaciones con Lucy. Elinor es una joven, además de resuelta, con mucha tesón y temple, no cualquier mujer habría tenido el coraje de escuchar con firmeza cada detalle del romance del hombre amado con la que se suponía era su prometida.
En el capítulo XXV a la señora Jennings se le ocurre la idea de que las Dashwood la acompañen a pasar una temporada con ella en su morada en Londres. Mientras Marianne ve en este paseo toda probabilidad de felicidad debido a la cercanía en que se encontraría con Willoughby, a Elinor, quien tenía cualquier clase de dudas respecto a la relación de su hermana con el caballero en cuestión, le parece una imprudencia, por lo que solicita la desaprobación de su madre sobre el viaje con la siguiente excusa:
“Mi objeción es ésta: aunque tengo muy buena opinión de la bondad de la señora Jennings, no es el tipo de mujer cuya compañía vaya a sernos placentera, o cuya protección eleve nuestro rango.”
Sin embargo el viaje recibió la aprobación de la señora Dashwood debido a que casi siempre aparecerían en público con Lady Middleton. Lo que me lleva a preguntarme: ¿son las Dashwood los personajes menos favorecidos por sus vecinos entre las novelas de Austen?, quiero decir, las Bennet por lo menos tenían por vecinos a Charlotte Lucas y a los Bingley, Emma a Knightley y a los Weston, pero las Dashwood tienen a la señora Jennings con toda su algarabía e indiscreción, a Sir Middleton quien no sabía entretenerse solo, a la esposa de éste que es flemática e indiferente, a las Steele que son frívolas y chismosas y a los Palmer, cuya señora es la más estúpida de las mujeres y cuyo señor es el más simple y disgustado de los hombres. De veras, pobres chicas.
Marianne escribió y esperó correspondencia de Willoughby todos los días que estuvo en Londres. El coronel Brandon, sin embargo, fue quien se presentó a visitarlas.
Fue un golpe demasiado grande para soportarlo con serenidad, y de inmediato Marianne abandonó la habitación. Elinor también estaba decepcionada; pero, al mismo tiempo, su aprecio por el coronel Brandon le permitió darle la bienvenida, y le dolió de manera muy especial que un hombre que mostraba un interés tan grande en su hermana advirtiera que todo lo que ella experimentaba al verlo era pesar y desilusión. En seguida observó que para él no había pasado inadvertido, que incluso había mirado a Marianne cuando abandonaba la habitación con tal asombro y preocupación, que casi le habían hecho olvidar lo que la cortesía exigía hacia ella.
Mientras más leo al coronel Brandon más me gusta, ¿es él el verdadero héroe de esta historia? Willoughby más temprano que tarde demostrará ser un hombre inestimable y deshonesto, y de Edward Ferrars no se sabe mucho, es tan poco afectuoso y tan exageradamente tímido que jamás sabremos por qué Elinor se enamoró de él. Pero no es igual con el coronel Brandon, el coronel Brandon es un hombre seguro de sí mismo y tan cariñosamente enamorado de Marianne, aún cuando sabe que ésta no le corresponde, que esa distancia que guarda con ella, ese respeto por sus sentimientos, lo hace parecer el más respetable de los caballeros. En la primera lectura de esta novela no había percibido al coronel Brandon de esta manera, por esto las relecturas son las mejores.
Los bailes son detalles importantísimos en las novelas de Jane Austen y qué mejor oportunidad para reunir a Marianne con Willoughby que uno.
“Por favor, por favor contrólate -exclamó Elinor-, y no traiciones tus sentimientos ante todos los presentes. Quizá todavía no te ha visto.”
Lo sucedido en el baile y después del baile es completamente inconsolable. Willoughby estaba acompañado de una dama y apenas intentó dirigirse a las Dashwood, y cuando lo hizo fue de una manera tan frívola que no parecía que hubieran intimado tanto en Devonshire.
“Ve a buscarlo, Elinor -dijo Marianne apenas pudo hablar-, y oblígalo a venir acá. Dile que tengo que verlo de nuevo... que tengo que hablar con él de inmediato. No puedo descansar... no tendré un momento de paz hasta que todo esto esté aclarado... algún terrible malentendido. ¡Por favor, ve a buscarlo ahora mismo!”
El golpe final para Marianne fue cuando recibió la carta de Willoughby en la que aclaraba cualquier tipo de confusión a la que la muchacha hubiera estado expuesta.
Mi querida señora,
Acabo de tener el honor de recibir su carta, por la cual le ruego aceptar mis más sinceros agradecimientos. Me preocupa enormemente saber que algo en mi comportamiento de anoche no contara con su aprobación; y aunque me siento incapaz de descubrir en qué pude ser tan desafortunado como para ofenderla, le suplico me perdone lo que puedo asegurarle fue enteramente involuntario. Nunca recordaré mi relación con su familia en Devonshire sin el placer y reconocimiento más profundos, y quisiera pensar que no la romperá ningún error o mala interpretación de mis acciones. Estimo muy sinceramente a toda su familia; pero si he sido tan desafortunado como para dar pie a que mis sentimientos se creyeran mayores de lo que son o de lo que quise expresar, mucho me recriminaré por no haber sido más cuidadoso en las manifestaciones de esa estima. Que alguna vez haya querido decir más, aceptará que es imposible cuando sepa que mis afectos han estado comprometidos desde hace mucho en otra parte, y no transcurrirán muchas semanas, creo, antes de que se cumpla este compromiso. Es con gran pesar que obedezco su orden de devolverle las cartas con que me ha honrado, y el mechón de sus cabellos que tan graciosamente me concedió.
Quedo, querida señora,como su más obedientey humilde servidor,
JOHN WILLOUGHBY
Definitivamente John Willoughby no se caracteriza por escribir grandes cartas como sus compañeros Darcy o Wentworth.

domingo, 14 de agosto de 2011

Horrible Bosses (Quiero Matar a mi Jefe)


¡Ah!, qué encanto que no tuviera que esperar meses para ver Horrible Bosses. 
Traducida en Venezuela como “Quiero Matar a mi Jefe”, Horrible Bosses es una hilarante comedia sobre un trío de amigos que hastiados de la mediocridad de sus respectivos trabajos ingenian un plan para deshacerse de cada uno de sus jefes.
Nick, interpretado por Jason Bateman, es un ejecutivo que espera el ascenso para el cargo de Vicepresidente de la compañía para la que trabaja pero no lo consigue debido a que el Presidente de la empresa, interpretado por Kevin Spacey, se autoproclama en ambos cargos. Dale está comprometido para casarse, y es asistente de la odontóloga  Julia Harris (Jennifer Aniston), quien a su vez es una abusiva jefa obsesionada sexualmente con él. Kurt (Jason Sudeikis) es contador y tiene la relación ideal patrón-trabajador hasta que su jefe, Jack Pellit (Donald Sutherland), fallece de un fulminante infarto y el adicto hijo de éste pasa a ser su nuevo empleador. Los tres hombres llegan a la conclusión de que para resolver sus problemas laborales lo mejor será asesinar a sus jefes.
Horrible Bosses es una comedia muy simpática, tiene un elenco de primera, además actúan Jaime Foxx y Colin Farrell, quienes junto a Jennifer Aniston, que por primera vez hace un papel tan provocativo, y a Charlie Day (Dale Arbus), se roban la película –en mi humilde opinión–, las situaciones son graciosas, la historia es original, y reconozcámoslo, ¿quién se lleva bien con su jefe?, lo que es otro motivo para apoyar este film en el cine.  


sábado, 13 de agosto de 2011

Jane Eyre (2.011)


Casi pensé que no llegaría a ver Jane Eyre, la adaptación de la novela de Charlotte Brontë que brillantemente dirigió Cary Joji Fukunaga, que se exhibió en los cines este año, aunque muy limitadamente. Ahora Jane Eyre es, además de uno de mis libros predilectos, seguramente la película número uno del 2.011 para mí.
 

 Sentía muchísima curiosidad por ver aunque fuera una de las adaptaciones de Jane Eyre debido a que es uno de mis libros favoritos y que es una de las novelas más románticas de la literatura, y para mi suerte, para tratarse de una película de dos horas, esta versión para el cine resumió minuciosa y particularmente los muchísimos detalles de esta obra.
Jane Eyre (2.011) inicia en la mitad del libro, cuando Jane huye de Thornfield Hall y es rescatada por los hermanos Rivers en su morada, entonces, en la medida en que estos empiezan a interrogarla la película te traslada a través de los recuerdos de Jane cada uno de los momentos importantes de su vida, retrocede a su niñez, en Gateshead Hall, a los instantes más oscuros y aterradores de su infancia, John Reed golpeándola y Mrs Reed enviándola al cuarto rojo, así, gradualmente, continúan sus recuerdos, a medida que va integrándose con los Rivers, se pasea por Lowood, dónde conoce a Helen Burns, y se recrea el vergonzoso castigo implementado a Jane por Mr Brocklehurst cuando la llama "Mentirosa" frente a sus compañeras. Afortunadamente las escenas de la infancia de Jane suceden muy resumidamente, recuerdo que es una parte de la novela que no me gusta en absoluto, hay mucho dolor y pena en ella, también se resume considerablemente la desolación de Jane al abandonar a Rochester, y su contacto con los Rivers se reduce a simples conocidos cuando en el libro son parientes; lo más emocionante de la pelìcula, para mí, es cuando se detiene en las románticas y apasionadas escenas entre Rochester y Jane; la única parte del libro que quizás pudo faltar en la pelìcula, sólo porque me gusta mucho, es la escena de la gitana.
Qué película tan perfecta y romántica es Jane Eyre, no solo es impecable y preciosa por la calidad de su contenido y fotografía sino por las actuaciones de Mia Wasikowska, como Jane, y Michael Fassbender, como Edward Rochester, que logran captar los sentimientos de ambos personajes y desarrollar la química necesaria para hacernos creer que están enamorados en realidad, los paisajes son encantadores y el vestuario de Mia Wasikowska es elegantìsimo y hermoso. Espero que esta entrada sea una invitación para todos aquellos que, como yo, no habían visto ninguna de las adaptaciones de Jane Eyre o que simplemente necesitan recrear nuevamente este dramático y tierno amor, o para aquellos que, igual a mí, disfrutan tantísimo este libro.